Muchas veces, cuando se habla de conciliar, parece que es la mujer la única implicada en el asunto. No sé qué tal acogida tendría una medida como esta en muchos países, pero existen expertos que aseguran que el permiso paternal obligatorio ayuda a la conciliación familiar y laboral.
Así parecen confirmarlo el caso de otros países que siempre se ponen como ejemplo de bienestar social, de conciliación y ayudas a la maternidad/paternidad y algunos expertos que conocen muy bien cómo funcionan algunas medidas que han contribuido a dichos logros.
Anita Nyberg se puede decir que es una experta en asuntos de igualdad de género y conciliación laboral y familiar, y cree posible abandonar el viejo modelo de cargar en las mujeres todo el peso de las tareas de la casa y repartirlo a partes iguales entre la pareja.
Es profesora de perspectiva de género en el trabajo y en la economía en el Centro de Estudios de Género de la Universidad de Estocolmo (Suecia), presidió un comité gubernamental sobre la distribución del poder económico entre hombres y mujeres y forma parte de la Red europea de Expertos de Empleo y Asuntos de Igualdad de Género.
Y, ¿cuál sería el mejor modo de implicar a los padres en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos? Según ella, aprobar un permiso paternal obligatorio que no pueda ser transferido a las madres.
Esto, dicho así, lo primero que me transmite es que choca con reivindicaciones que hace buena parte de la sociedad y que personalmente considero necesarias, relativas a la duración de la excedencia de la madre al menos el tiempo mínimo que recomienda la OMS que los bebés sean amamantados en exclusiva, los seis meses.
Si de ahí quisieran “restar” permisos obligatorios para el padre, estaríamos perdiendo terreno. Pero, ¿y si ese permiso obligatorio fuera simultáneo o posterior a lo que durara la excedencia de la madre?
Los países nórdicos y el permiso paternal obligatorio
Según Nyberg, la experiencia en Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia de otrogar permisos paternales obligatorios ha resultado muy positiva, no sólo en lo relativo a la distribución de tareas en casa, sino en cuanto a la consideración social de este hecho. Es decir, anteriormente, que un padre se quedara en casa ocupándose de las tareas del hogar, estaba peor visto (una percepción negativa ausente en el caso de las mujeres).
Claro que esta medida viene acompañada de otras ayudas a la maternidad y paternidad que parecen contribuir a la “sociedad del bienestar” y a la igualdad de género, como prestaciones por el cuidado de los hijos o una buena red de guarderías estatales.
En definitiva, éste podría ser uno de los mandamientos de la conciliación, aunque todo nos resulte algo lejano e idealizado y dichas premisas no sean igual de importantes para todos los que nos implicamos en el esfuerzo de conciliar (¿desean lo mismo los padres, que las madres, que los empresarios, que los políticos…).
Probablemente sean los hombres, los padres (no digo que muchos no lo hagan o deseen hacerlo), los que tengan que dar un empujoncito a esto de la igualdad en muchos aspectos relacionados con las tareas del hogar y la crianza de los hijos, en todo aquello que sí pueden ser iguales a nosotras.
Claro que, incluso con un permiso como el señalado, habría que superar ciertos prejuicios acerca de los que son cosas de mujeres y de calzonazos, pero según parece esos logros se han ido adquiriendo con el tiempo en los países arriba señalados.
Yo creo que, después de (o combinados con) los mínimos seis meses que la mujer debería poder estar con su hijo con una excedencia, muchas de ellas, de ellos y sobre todo los hijos agradecerían un permiso paternal obligatorio como el de alguno de estos países.
Más información | El País
Fotos | Gracie and Viv y Ed Yourton en Flickr-CC
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