¿Alguna vez has sentido que estás fallando en todo este asunto de ser madre? Quizás la mayoría de nosotras hemos llegado a pasar por días difíciles donde nos invade ese sentimiento de fracaso, miedo o inseguridad en el que dudamos de nuestras capacidades como mamás. Y es que ser madre no es un camino de rosas, así como hay bellos y alegres momentos, también hay unos que ponen a prueba nuestro temple y confianza en nosotras mismas.
Es por eso que un emotivo y reconfortante mensaje de una madre, asegurándonos que estamos haciendo un buen trabajo a pesar de que podamos sentir que somos un "terrible desastre", ha hecho que muchas madres se sientan mejor acerca de su maternidad.
Ser madre, una aventura desconocida
Convertirnos en madre es -probablemente- la aventura más grande, hermosa y al mismo tiempo, retadora, que podemos vivir como mujeres. Durante el embarazo hacemos lo posible por prepararnos, leemos y nos informamos para que llegado el tiempo del nacimiento de nuestros bebés, estemos listas.
Sin embargo, nada verdaderamente nos prepara para ese momento en el que convertirnos en madre se vuelve algo "real". Ser mamá es adentrarse en una aventura desconocida, llena de experiencias buenas y malas, subidas y bajadas que nos hacen muy felices o que nos hacen dudar de si tenemos la más mínima idea de lo que estamos haciendo. Muchas veces, permitimos que este último sentimiento nos domine, cuando no debería ser así.
"Estás maternando, y lo estás haciendo muy bien"
Laura Mazza es madre de dos hijos y la autora del blog "Mom on the run", quien hace unos meses compartió una emotiva conversación que tuvo con su esposo, después de que ella le dijera destrozada, que ya no tenía el cuerpo del que él se había enamorado y él le respondiera de una manera preciosa, confesándole cómo se enamoraba cada día más de ella y de su cuerpo por todo lo que era capaz de hacer.
Ahora, nuevamente Laura nos comparte otra conversación, esta vez con su psicóloga, en la que nos recuerda que incluso en esos días que sentimos que nuestra maternidad es un desastre y nada nos sale bien, estamos haciendo un gran trabajo como mamás.
Veo a una psicóloga cada dos semanas para mantener todas mis emociones en orden. Para esta cita en particular, no conseguí alguien que cuidara a mis hijos y llegué 25 minutos tarde, con ambos gritando mientras entrábamos a la cita.
"Lamento llegar tarde, soy un terrible desastre. Soy una mala mamá. No puedo poner mis cosas en orden, blablabla... Ya sabes cómo soy... Lo siento mucho", señalando a mis dos hijos, "no tenía a nadie más".
Ella me sonrió y me dijo que me sentara. Dejé salir un enorme suspiro, me senté y quería llorar.
Ella me dijo, "No eres una mala madre, ¿sabes cómo puedo saber eso? Por todas las cosas que acabas de mencionar".
Me preguntó: "¿Por qué has llegado tarde?"
Le respondí: "Porque a mi hijo no le gustó la camiseta que quería ponerle, así que lo cambié".
Ella me dijo: "Así que te tomaste el tiempo para vestir a tus hijos, e incluso respetaste lo que ellos querían usar para expresarse ellos mismos... ¿por qué eres un terrible desastre?"
"Porque tengo una mancha de cereal en mi falda del desayuno de los niños y mi máscara de pestañas se está corriendo por mi rostro por el calor".
Ella me dijo: "Así que le diste desayuno a tus hijos y les ayudaste a comerlo, hiciste el esfuerzo por ti misma y querías lucir presentable para nuestro tiempo juntas... ¿por qué no puedes poner tus cosas en orden?", me preguntó mientras sonreía.
"Porque no tenía nadie que me cuidara los niños y porque llegué tarde", respondí.
Ella dijo: "Entonces, en lugar de cancelar hoy, hiciste lo más difícil en el mundo para alguien con ansiedad y para alguien con dos hijos. Te vestiste, vestiste a tus dos hijos, los alimentaste, los sacaste de casa, y viniste a tu cita porque quieres ser mejor para ellos."
Y entonces ella se inclinó hacia mí y dijo, "Y sabes por qué no eres una madre de mierda? Porque hiciste todo eso. Y lo haces todos los días. Pones todas sus necesidades primero. Cada necesidad, desde lo emocional, lo físico y su bienestar. Todos los días. Para que los niños crezcan estables emocionalmente, sólo necesitan el 30% de nosotros. Solo el 30% cada día para crecer felices y amados, pero a pesar de que ahora tienes tu tiempo, ya les has dado más que eso. Les has dado un juguete cuando lo han querido, les has mirado mientras hablabas conmigo porque ellos querían tu atención, y has llegado tarde porque sus necesidades estaban primero. Ellos saben todo eso, y se sienten tan cómodos sabiendo que estás ahí para ellos, que ellos llegan como si fuesen los dueños del lugar, porque su madre les hace sentirse seguros y cómodos, sin importar a dónde vayan. Las madres sólo necesitan dar el 30%, pero siempre damos el 90%, si no es que más, todos los días. ¿Suena eso como alguien que no puede poner en orden sus cosas? ¿O suena como alguien que está haciendo su mejor esfuerzo a pesar de las adversidades que se le pongan en el camino?"
Le dije: "Yo creo...", y sonreí. Entonces le pregunté, "Dijiste el 90%, ¿qué hay del otro 10%?"
Ella me dijo: "El otro 10% regularmente es porque las madres tienen que esconderse en el baño para sus necesidades... así que les damos ese 10% libres para poder tener dos minutos de paz para nosotras".
Así que a donde quiera que vayas, si tus hijos grita, tu ropa está manchada, tus ojos están hinchados de lo cansada que estás y sientes que eres un desastre, recuerda que todo eso son SEÑALES de que estás maternando, y lo estás haciendo muy bien".
La publicación de Laura recibió cientos de comentarios y más de 5.000 me gusta, debido a que muchas madres se sintieron identificadas, y muchas más, reconfortadas, al leer el mensaje de la historia: no somos un terrible desastre y lo estamos haciendo bien.
Desde que soy mamá, hay una frase que me gusta decir y me ha ayudado a intentar ser menos dura conmigo misma: la vida con niños pequeños es completamente impredecible. Muchas veces nosotros podemos hacer planes y en algunas de esas ocasiones, surgen imprevistos que no consideramos y que nos toman por sorpresa: los niños se enferman, no están de humor o simplemente, algo nos sale mal.
Sé amable contigo misma
A veces pasa que nos exigimos mucho a nosotras mismas. ¿Y cómo no hacerlo? Si la formación, crianza y educación de una persona depende en gran parte de nosotras. Los primeros años de vida son importantísimos y desde luego que no queremos cometer un error, por lo que trabajamos en dar siempre lo mejor de nosotras mismas.
Pero tampoco se trata de que estemos todo el tiempo estresadas ni que nos sintamos sobrepasadas. La maternidad es difícil, claro que sí. Pero también debemos recordar que nunca es perfecta. A nuestros hijos les servirá mucho más una mamá feliz, que una mamá estresada.
Si las cosas no salen como lo planeas, si ocurren imprevistos que alteran un poco tu rutina, si tus hijos en ese momento necesitan algo que choca con lo que estabas haciendo, no te preocupes. En el día a día pueden ocurrir cientos de cosas fuera de nuestro control, así que lo mejor que podemos hacer es no agobiarnos, aprender a tener siempre un 'Plan B' y/o inventar soluciones sobre la marcha (que además es algo que se nos da muy bien a las madres).
Disfruta la maternidad, perdona tus errores, acepta los aprendizajes que pueda dejarte y no seas tan dura contigo misma. Todas estamos haciendo lo mejor que podemos, con lo que tenemos y con la capacidad y conocimiento que está en nuestras manos.
Fotos | iStock
Vía | Independent
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