Una de las cuestiones que nos planteamos algunas mujeres es si el hecho de ser madres trabajadoras influirá positiva o negativamente en la crianza y el desarrollo de nuestros hijos. De hecho muchas toman la decisión de dejar sus cargos para dedicarse por completo a ellos pensado que es la mejor opción para ellos, pero unos estudios realizados en Estados Unidos acaban de revelar que esto podría no ser del todo cierto.
Dichas investigaciones, recopiladas en un artículo del New York Times, indica que además de los beneficios económicos, los niños también tienen ventajas sociales y educativas cuando sus madres trabajan. No indican que los padres que pasan mucho tiempo con sus hijos no tengan beneficios, sino que en el primer caso existen otro tipo de compensaciones.
Uno de los estudios que se mencionan fue realizado por la Harvard Business School. En este se incluyeron 50.000 adultos en 25 países y se observó que las hijas de madres trabajadoras completaron más años de educación, tuvieron más probabilidades de ser empleados en los roles de supervisión y obtuvieron mayores ingresos. En cuanto a los hijos varones se observó que al hacerse mayores ellos pasaban más tiempo en el cuidado de niños y el trabajo doméstico.
Otro dato a mencionar es que los hijos de madres trabajadoras en esos países pasaron una hora más a la semana el cuidado de miembros de la familia y 17 minutos más a la semana en el trabajo de casa, lo que, según la investigación, lleva a pensar que el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo podría dar lugar a los matrimonios más estables
Según una de las investigadoras, esta es una clara muestra de que la conducta de los padres marcan las pautas que siguen nuestros hijos en su vida:
"Esta es nuestra mejor pista de que lo que está ocurriendo es un verdadero modelo de conducta de las habilidades que los padres transmiten, como por ejemplo la manera en que se puede hacer frente a las diversas exigencias del trabajo y el hogar".
En otra investigación se observó es que los hijos criados por madres que trabajan fueron significativamente más propensos a tener una esposa que trabajaba. Los hombres podrían haber preferido para casarse con una mujer trabajadora, según ellos, por 'hacer mejor equipo'. "Si usted quiere trabajar, la mejor manera es posible encontrar un ambiente de apoyo para esto es casarse con un hombre cuya madre hace lo mismo".
De los estudios a la realidad
La sensación que me ha quedado a mi tras leer estas conclusiones es que el estudio está imcompleto. Personalmente creo que cada una de las dos opciones (trabajar o quedarse en casa), tiene beneficios y desventajas tanto para los padres como para los niños. Por eso un estudio completo debería abarcar las consecuencias tanto de uno como de otro, porque te quedas con la sensación de que el mejor camino a seguir es salir a trabajar fuera.
Además en las conclusiones se ha hablado muy poco de esas 'recompensas' que les hacemos a nuestros hijos por no estar todo el día con ellos. Claramente se refieren al famoso 'tiempo de calidad', (en donde no puedo dejar de recomendar este artículo que escribió nuestro compañero Armando hace algún tiempo), pero me quedan dudas con respecto a lo que ellos consideran que debe ser lo indicado o lo "mínimo".
Aunque sé que este tipo de estudios pretenden dar una visión general de la situación de las familias, creo que es muy complicado generalizar y dar una conclusión tajante como 'lo mejor para un niño es que su madre trabaje fuera de casa': no se tiene en cuenta si en efecto la mujer lo hace por su satisfacción personal o por que es la única opción que tiene (económicamente hablando), ya que el desarrollo personal de una mujer puede ser muy diverso: para unas puede ser dedicar su vida a su familia y para otras poder compaginar el hogar con su carrera profesional.
Lo único que tengo claro es que para un niño todo el tiempo que puede pasar con sus padres es enriquecedor, y que eso es imposible medirlo. Yo soy hija de una madre trabajadora que se quedó en paro durante un tiempo... al retomar su carrera la echaba muchísimo de menos y aunque nunca dejó de estar presente todo el tiempo que podía, aún hoy recuerdo la tristeza que sentía por no poder seguir compartiendo las tardes con ella y lo feliz que me sentía cuando llegaban los fines de semana y no me desprendía de su lado: probablemente para un niño la cantidad de tiempo que necesita de sus padres es más del que imaginamos.
Tal vez lo más importante es encontrar el equilibrio: el desarrollo personal es fundamental para sentirse bien consigo mismo, y aunque sé que es realmente difícil decidir por convicción propia si queremos trabajar o quedarnos en casa (por motivos económicos, primordialmente), al final la única herramienta con la que contamos es tener claras nuestras prioridades a la hora de repartir nuestro tiempo.
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