La sonrisa es el gesto de conexión más potente (y sencillo) que existe: no dejes de sonreír cada día a tus hijos

Hoy, día 1 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Sonrisa, una fecha creada con el objetivo de concienciar acerca de este sencillo y universal gesto que tantos beneficios puede aportar a uno mismo y a los demás.

La sonrisa es el gesto de conexión más potente que existe, y ya sabemos lo importante que es conectar cada día con las personas que queremos.

Te contamos cuáles son los grandes beneficios que se esconden detrás de las sonrisas que dedicamos cada día a nuestros hijos.

Demuestra presencia, amor y preocupación

Con pocas semanas de vida, los bebés ya comienzan a sonreír a sus padres y a quienes le rodean, provocando en ellos reacciones positivas, afectivas y recíprocas. Lo mismo ocurre a la inversa: cuando nosotros sonreímos a nuestro bebé, es muy probable que nos responda de la misma forma.

La sonrisa sincera no solo es una vía de expresión y comunicación, sino sobre todo de conexión. Es una forma potente y sencilla de demostrarle al otro que te importa, que te hace sentir bien y que puede confiar en ti

Por eso, jamás deberíamos perder con nuestros hijos este gesto de conexión, por muy mayores que se hagan. Tampoco deberíamos permitir que las prisas, las preocupaciones y la vorágine del día a día hagan que nos olvidemos de sonreír, pues esto no solo repercutirá en nuestro carácter, sino también en el de la gente que nos rodea.

Cuando sonreímos a nuestro hijo mientras nos habla o simplemente al cruzarnos con él por el pasillo de nuestra casa, le estamos demostrando "presencia". Y lo pongo entre comillas porque no se trata únicamente de la presencia física, sino de la emocional.

Y es que dedicarnos una simple sonrisa mirándonos a los ojos es un gesto de amor tan potente y profundo que denota mucho más que el simple acompañamiento físico. Es una de las muchas forma de decirle a nuestro hijo que le amamos, que pensamos en él, que estamos para lo que necesite y que nos hace tremendamente felices ser sus padres.

Las sonrisas cobran más importancia si cabe cuando el niño llega a la adolescencia, pues en una etapa tan vulnerable y cambiante como esa, se hace más necesario que nunca demostrar a nuestros hijos que estamos a su lado y pueden confiar en nosotros. No en vano, numerosos estudios científicos han demostrado la relación existente entre la sonrisa y aspectos como la confianza, la accesibilidad o la credibilidad.

Hace sentir bien al otro

Cuando sonreímos liberamos endorfinas, que son las hormonas responsables de la felicidad y el bienestar. Esto hace que nuestro estado anímico mejore, nos sintamos más relajados y de mejor humor.

Los estudios también han encontrado evidencia de que la sonrisa es contagiosa, por lo que si nosotros nos sentimos felices y sonreímos a los demás, estaremos provocando un efecto espejo en el otro, haciéndole sentir bien y mejorando su estado anímico.

Por eso, en muchas ocasiones la sonrisa y el sentido del humor se convierte en nuestra mejor arma para resolver conflictos con nuestros hijos de manera positiva, así como para comunicarnos con nuestros adolescentes cuando los sentimos un tanto inaccesibles.

Ayudamos a crear un ambiente de calma en nuestro hogar

Así pues, si nosotros sonreímos estaremos propiciando en nuestro hogar un ambiente sereno, distendido y relajado, en el que a su vez nuestros hijos también serán más proclives a sonreír.

Y esto también les beneficia indirectamente, pues hay estudios que afirman que al sonreír o reír los niños refuerzan su sistema inmunológico gracias a la liberación de endorfinas. Además, se vuelven más risueños y receptivos a la hora de adquirir nuevos conocimientos o enfrentarse a experiencias nuevas.

Sonreír ayuda a relajarnos

La sonrisa es también un buen método para relajarnos, pues no solo desencadena la liberación de endorfinas -como hemos visto antes- sino que también reduce la presión arterial, ayudando a reducir los niveles de estrés, dolor y tensión.

Además, un reciente estudio ha demostrado que las risas antes de dormir actúan como un somnífero natural, pues ayudan a liberar melatonina, que es la hormona responsable de inducir el sueño.

Así pues, queda claro que la sonrisa no solo es una forma maravillosa, sencilla y rápida de conectar con nuestros hijos, sino también un factor protector, una vacuna y al mismo tiempo una herramienta para superar las alteraciones del estado de ánimo.

Sonriamos más y dejémonos llevar por el humor como si fuéramos niños: tanto nuestros hijos, como nosotros mismos, notaremos los sorprendentes beneficios.

Fotos | iStock

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