Hasta hace muy poco, el parto en el agua era una rara avis en España. Sin embargo, en la actualidad, algunos centros hospitalarios ofrecen nuevas opciones a la mujer y cuentan con el equipamiento necesario para que se lleve a cabo esta modalidad de parto de baja intervención, indicada únicamente para aquellos embarazos que han transcurrido sin complicaciones y para los que se espera que el parto transcurra, igualmente, sin ellas.
"Cualquier mujer que pueda tener un parto natural, puede tener uno bajo el agua", asegura Cristina Pérez Villalta, matrona del Hospital CIMA Barcelona, cuya unidad de obstetricia cuenta con una piscina en la sala de partos acondicionada, tanto para proporcionar alivio a la mujer durante la fase de dilatación, como para que dé a luz en la bañera, si así lo desea.
Beneficios para la madre
Los beneficios son claros, según Pérez Villalta. “El agua, a la temperatura corporal de unos 37º, alivia el dolor de la mujer. Además, hace que esté más relajada, lo que le permite segregar endorfinas, las hormonas analgésicas naturales del organismo. También ayuda a que la zona del periné se distienda mejor y a que la madre, al pesar menos en el agua, se mueva con mayor libertad y busque las mejores posturas que faciliten la colocación y el descenso del bebé”.
En 2010, el Ministerio de Sanidad puso en marcha la Estrategia de Atención al Parto Normal con la distribución de una guía de práctica clínica para impulsar un modelo de parto menos intervencionista y medicalizado. “La inmersión en agua caliente disminuye moderadamente el dolor, facilita la relajación y reduce el uso de analgesia epidural, siempre que se realice durante la fase activa de la primera etapa del parto (mayor a 4 centímetros de dilatación)”, dice la guía.
Beneficios para el bebé
Nacer bajo el agua no solo tiene ventajas para la madre. Como apunta Pérez Villalta, para el bebé, “la transición de la vida intrauterina a la extrauterina es más suave y menos estresante al pasar de un medio con líquido amniótico a temperatura constante, a un medio acuático a igual temperatura”.
No todas las mujeres hacen el expulsivo (salida del bebé) dentro del agua, sino que muchas permanecen durante la dilatación en la piscina y luego dan a luz fuera de ella. El objetivo es que la madre recupere el protagonismo y se encuentre lo más cómoda posible a lo largo del trabajo de parto.
Sin riesgo adicional
La matrona del Hospital CIMA Barcelona asegura que el parto en el agua no representa ningún riesgo adicional para la mujer y su hijo. “Mientras el bebé permanece dentro del agua, sigue respirando por la placenta. Por lo tanto, no tiene los estímulos para respirar o llorar, y no hay peligro de aspiración”.
En este punto, Pérez Villalta resalta que, como cualquier parto normal natural, debe estar correctamente vigilado por los profesionales sanitarios. “En esta modalidad de parto, lo que hacemos en CIMA Barcelona es una monitorización intermitente de la mujer para ver la frecuencia cardiaca fetal, además de comprobar cada hora la temperatura corporal de la madre y la del agua para evitar que se caliente en exceso. Al estar en un hospital, si surge alguna complicación, se sacará a la mujer de la piscina y se realizarán las actuaciones que se consideren más convenientes, ya sean en la sala de partos o en quirófano”.
Buena parte de las mujeres que han elegido que sus hijos nazcan bajo el agua en CIMA Barcelona, que desde hace dos meses ofrece esta opción, habían dado a luz previamente por métodos convencionales. “Todas coinciden en que el parto ha sido más fácil, no solo porque ya no son primerizas, sino porque el agua calma el dolor, se sienten ligeras en este medio y pueden moverse con facilidad. Algunas acabaron, en partos previos, con las piernas agotadas, y esta vez no. Dar a luz en el agua ayuda a conservar la energía”.