Los problemas de la vista son muy serios, pero en los niños no son tan fáciles de reconocer. Si no se detectan a tiempo pueden traer graves consecuencias, incluso la pérdida parcial o total de la visión.
Por eso, es recomendable que observes los ojos de tus hijos desde una edad temprana para saber distinguir si existe algún problema.
Se recomienda la visita regular al oculista a partir de los cuatro años, salvo que se detecte algún problema antes.
Los niños muchas veces no se quejan, pero hay algunas actitudes que pueden hacerte sospechar si existe algún problema que no puedes dejar pasar desapercibido.
Observa si se acerca demasiado para ver la televisión, se queja constantemente de dolor de cabeza y de ojos cansados, comprime los ojos para ver algo que está alejado, tiene dificultad para correr, se tropieza o presenta excesivo lagrimeo y escozor en los ojos. Si va al colegio y siente dificultad de leer a distancia, ha perdido el interés por la lectura y los estudios son algunas señales que te pueden alertar sobre posibles problemas en los ojos de tu niño.
Cuando aún son bebés, un síntoma que te puede ayudar a reconocer un problema es si los ojos del bebé tiemblan o se desvían sin motivo alguno o no siguen la cara ni la voz de los padres.
Respecto a la estructura del ojo, si las pupilas son demasiado grandes o pequeñas, no son oscuras, pero son opacas y se ven como si tuvieran un filtro nublado y los ojos no se presentan alineados, debes acudir al médico.
Vía | Primerahora En Bebés y más | Problemas de visión infantil En Bebés y más | ¿Cuándo consultar al oftalmólogo? En Bebés y más | Alain Afflelou y la Fundación Solidaridad Carrefour para prevenir problemas visuales