El fenómeno de la inmigración en España ha provocado, entre otras cosas, que las guarderías y las escuelas infantiles estén pobladas por niños de diferentes nacionalidades y culturas.
Por supuesto, a la que va mi hija no es la excepción. De hecho, ella es nacida en España pero hija de argentinos (me habrán notado el acento). También hay algunos pequeños nacidos en otros países y muchos otros hijos de padres extranjeros.
Al ver la situación y escuchar las charlas que entablábamos las madres en los pasillos sobre platos de diferentes partes del mundo, a las directoras se les ha ocurrido una idea genial que la comento por si alguna directora, maestra infantil o alguna madre quiere proponerlo en su escuela para hacer lo mismo.
El viernes pasado han organizado una fiesta multicultural, donde cada niño tenía que ir vestido con el traje típico de su país (o el de sus padres) o de su pueblo (o el de sus padres o abuelos); y los padres debían llevar uno, dos o tres platos típicos de su tierra.
La fiesta fue todo un éxito. Mi niña fue de gauchita (con sus bombachas y sus alpargatas) y casi todos los niños fueron disfrazados, incluidos los españoles, había chulapos, flamencas, gallegos, valencianos y canarios entre varios sudamericanos, algunos asiáticos y otros pocos europeos.
En cuanto a experiencia gastronómica ha sido insuperable, parecía una feria de cocina internacional. Desde nachos mexicanos con guacamole, pastel de choclo chileno, empanadas de carne paraguayas, fideos coreanos, plátano cocido de Colombia, cookies británicas y aperitivos chinos hasta salmorejo, tortilla de patatas y papas con mojo picón, como algunas muestras vernáculas.
Tampoco faltó lo dulce, buñuelos, rosquillas, un postre africano buenísimo (no recuerdo el nombre) y por supuesto, una torta de dulce de leche por mi parte.
Sí, esa tarde hemos hecho un curso intensivo de sabores internacionales. Pero aparte de eso, ha sido una experiencia muy positiva en todos los aspectos. Para los padres, la excusa gastronómica ha sido una manera de conocernos mejor y pasar un buen rato.
Para los pequeños, una forma de reforzar sus raíces y de ayudarlos a descubrir que el mundo de su escuela (y luego el real) está habitado por niños de diferentes culturas y enseñarles a enriquecerse de ellas.
Por eso, sugiero que al igual que existe cada año en el calendario escolar la fiesta de carnaval o la de fin de año, se implemente una fecha para celebrar la fiesta multicultural. Con diferencia, ha sido a la que más padres han acudido.
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