Esta frase no la digo yo, pero adhiero. Ha sido pronunciada por el actor Brad Pitt en una entrevista en la que habla de las costumbres navideñas de su familia.
No voy a ocultar mi agrado por el matrimonio Pitt-Jolie. Cuando la paternidad parece haber perdido tantos valores es de agradecer que una pareja de famosos, guapísimos y millonarios sean padres de 6 niños (entre propios y adoptados), defiendan la lactancia materna, estén comprometidos con la crianza de sus hijos y lo que más les guste sea estar en familia. Sería una desilusión que fuera sólo una postura, pero no lo creo. Esas cosas se notan.
Otra vez han dado el buen ejemplo al decir que en su casa no se compran regalos caros y grandes por Navidad, sino que ellos mismos hacen los regalos que se intercambian entre sí. Cada uno elabora con sus propias manos lo que quiere regalarle a cada miembro de la familia.
Cuando muchos quisiéramos tener su fortuna para hacer regalos, ellos que pueden, elijen los regalos hechos en casa. El consejo que ha dado el actor es el de “mantener la cantidad de dinero que se invierte en los regalos en el mínimo posible, con la regla general de que todo el mundo tiene que hacer algo para el resto, invirtiendo tiempo en ello”.
Otra de las perlas de la entrevista es que según su padre, los niños no piden regalos caros sencillamente porque no los ven por tele y ni saben que existen. No dejan a sus hijos ver demasiados dibujos animados en la televisión comercial para evitar la manipulación de los anuncios.
Vía | ABC