Días atrás he visto a Arguiñano hacer una receta muy curiosa que me ha inspirado para convertirla en un experimento para hacer en casa con los niños: caramelos cristalizados.
A mis hijas les ha encantado ver como por arte de magia unos simples caramelos se convertían en extrañas formas multicolor, y además comestibles.
Os cuento cómo se hace por si queréis probarlo en casa. Es muy sencillo.
Sólo se necesitan unos cuantos (10-12) caramelos duros (los de toda la vida) de colores variados como los que véis en la foto de abajo.
El siguiente paso es colocar papel vegetal sobre una placa de horno, colocar los caramelos separados unos de otros y volver a colocar papel vegetal encima de los caramelos.
Meter la placa con los caramelos en el horno previamente calentado a 200 grados durante dos minutos (que no pasen más de dos minutos). Al sacarlos se habrán derretido como véis abajo. Dado que un horno puede calentar más que otro, os recomiendo encender la luz e ir viendo cómo se derriten para sacar los caramelos en el punto que queréis.
Tenéis que dejarlos enfriar un minuto para poder retirarlos del papel (se despegan muy fácilmente).
Lo divertido es comprobar cómo los caramelos cambian de forma por efecto de un golpe de calor. Podéis jugar con los niños a descubrir las figuras que se han formado. En nuestro caso hemos encontrado un hombre corriendo, un número siete y una piña.
Y por último, como son comestibles van fenomenal para acompañar unas natillas, un flan o con un yogur, como los hemos comido en casa.
Espero que el experimento de los caramelos cristalizados os resulte entretenido. Ya me contaréis si lo probáis en casa o si lo hacéis con alguna variante.