Según una encuesta realizada sobre los hábitos vacacionales de las familias españolas, la playa es el destino favorito para disfrutar durante el verano. A los adultos nos gusta bañarnos en el mar, descansar y relajarnos frente a la orilla, mientras que los peques se lo pasan en grande saltando las olas o haciendo castillos de arena.
Pero además de lo divertido, relajante y estimulante que resulta la playa, este plan de ocio tiene importantes beneficios para el desarrollo de los niños. ¿Quieres conocerlos?
Favorece la conexión padres-hijos
La playa tiene algo especial que nos "reconecta" con nuestro niño interior y con los recuerdos de la infancia de nuestras propias vacaciones en familia. Todo ello nos ayuda a conectar con nuestros hijos y a disfrutar del momento con intensidad.
Saltar las olas, correr en la orilla mientras nos salpicamos, dejarnos enterrar en arena o hacer enormes castillos son algunas de las cosas que hacemos con los peques cuando vamos a la playa y que ellos les encanta.
Contribuye a la socialización de los niños
Pero además de jugar con los padres, la playa es un lugar perfecto para socializar con otros niños y hacer nuevas amistades; ¡e incluso conocer a niños de otros países!
Ayuda a mantener los niveles adecuados de Vitamina D
Son varios los estudios que alertan del déficit de vitamina D que hay en la población, afectando tanto a adultos como a niños.
La vitamina D es un nutriente importante que ayuda al cuerpo a incorporar el calcio procedente de los alimentos que ingerimos, contribuyendo a la salud del sistema óseo. Además, desempeña un papel muy importante en la salud del corazón y combatiendo infecciones.
Esta importante vitamina se sintetiza en las células de la piel con la ayuda de la exposición a la luz solar, por lo que el sol se convierte en la principal fuente natural de obtención de esta vitamina y la playa en el escenario perfecto.
Jugar con arena tiene grandes beneficios
La arena vuelve locos a los niños. Hacer figuras, cavar hoyos, enterrar objetos... Cualquier juego con arena es diversión asegurada, además de aportarles grandes beneficios, como el fomento de la creatividad, la coordinación óculo-manual, el fortalecimiento de los músculos de la mano o el desarrollo de los sentidos, entre otros muchos más.
Favorece el desarrollo motor
Todos sabemos que ciertos ejercicios como caminar por la arena, nadar o hacer juegos en el agua ayuda a fortalecer los músculos. Pero la playa es especialmente favorable para los más pequeños, ya que contribuye a su desarrollo motor.
Por ejemplo, el bebé que gatea cerca de la orilla del mar, estimula sus sentidos, potencia su motricidad gruesa y favorece su visión. También jugar con él en el agua, lanzando objetos flotantes y de colores llamativos para que los coja estimula su coordinación óculo-manual y le ayuda a entrenar la agudeza visual.
Y si el bebé ha comenzado a dar sus primeros pasos, nada mejor que hacerlo descalzos por la arena de la playa, pues es un excelente ejercicio que le aporta un sinfín de beneficios a nivel motor.
Se hace ejercicio físico
¿Quién no ha jugado alguna vez a las palas en la orilla del mar? Este deporte tan divertido y típico del verano tiene muchos beneficios para grandes y pequeños, pues ayuda a fortalecer los músculos, favorece la coordinación y la psicomotricidad gruesa, y fomenta la concentración. Además, es uno de los deportes con menos riesgo de lesión, por lo que se convierte en una actividad ideal para los más pequeños.
Pero además de las palas y la natación, existen muchos otros deportes de verano que niños y adolescentes pueden practicar y pasar un rato muy divertido.
Estimula la creatividad
¡En la playa no hay tiempo para aburrirse! Los niños pueden bañarse, jugar con arena, hacer deporte, volar una cometa, recoger conchas... Todo ello contribuye a desarrollar su imaginación y creatividad, inventando historias y juegos que quizá no tendrían cabida en otro tipo de escenario.
Pero además, la playa permite a los peques seleccionar materiales como conchas, caracolas o arena que pueden utilizar posteriormente para hacer manualidades de verano y seguir estimulando su creatividad.
Estimula los sentidos
Podríamos decir que durante el curso vamos con "el piloto automático encendido"; es decir, engullidos por la vorágine del día a día dejamos escapar cientos de detalles que se suceden a nuestro alrededor y que nutrirían nuestros sentidos si tuviéramos la oportunidad de parar y conectar.
La playa es el mejor lugar para despertar los cinco sentidos: descubrir el tacto de los diversos materiales (arena seca, mojada, rocas, conchas...), sentir la brisa en la cara, tocar el agua y notar su sabor y olor a sal, escuchar el sonido de las olas...
Favorece el aprendizaje y la exploración
Los niños son exploradores innatos. Desde que son bebés, comienzan a absorber poco a poco el mundo que les rodea, conociendo cada elemento a través de la exploración y aprendiendo de una forma vivencial.
Anima a tu hijo a explorar y experimentar con los elementos naturales que encuentre en la playa, como piedras, conchas o caracolas. Anímale también a observar el comportamiento del mar y las olas, y a experimentar con la arena y el agua.
Los niños pueden adquirir grandes conocimientos mediante la observación y la experimentación natural.
El agua del mar mejora la piel en caso de dermatitis
La dermatitis atópica es una condición de la piel que afecta a un 20% de los niños, y que se manifiesta en forma de sequedad, aspereza, picor, enrojecimiento y eccemas.
En general, la piel de los niños con dermatitis tiende a mejorar en la playa, pues el agua del mar contiene magnesio y propiedades que alivian la irritación y el picor.
Mejora la salud respiratoria
Según leemos en este artículo de Clínica Alemana, respirar la brisa del mar y los minerales presentes en el agua favorece la oxigenación y mejora la salud respiratoria.
Se puede decir que el mar actúa como una especie de spray natural rico en yodo, que permite despejar las vías respiratorias, expulsar el exceso moco y mejorar los síntomas en caso de estar resfriado, padecer rinitis o alergia al polen.
Mejora la salud, en general
Es un hecho: los niños tienen déficit de naturaleza porque pasan muy poco tiempo en contacto con ella y jugando al aire libre. Pero en verano podemos corregir esta tendencia disfrutando de nuestro tiempo en la playa y entornos naturales.
Y es que además de los beneficios particulares del mar en la salud, el contacto con la naturaleza es un método eficaz para prevenir ciertas enfermedades, mejorar la salud visual y favorecer un buen estado de salud general.
Un día de playa abre el apetito
El desgaste que experimentan los niños (y no tan niños) tras pasar un día en la playa saltando olas, corriendo por la orilla del mar o jugando en el agua, hace que el apetito se abra y tengamos más ganas de comer.
Podemos aprovechar para llevarnos a la playa un táper de fruta fresca cortada o snacks saludables y refrescantes, que además de saciar el apetito nos ayudan a hidratarnos.
Alivia el estrés
La arena de la playa, el olor a brisa marina, el sonido rítmico de las olas y el azul del mar contribuyen a la relajación, alivian el estrés y la ansiedad y aportan calma. No en vano, muchos audios y vídeos concebidos para ayudar a evadirnos y relajarnos utilizan sonidos del mar para despejar la mente.
Favorece el descanso
Como consecuencia de todo lo mencionado, pasar un día en la playa favorece el descanso de los niños, ya que llegan a la noche más relajados y esto les ayuda a conciliar el sueño y a dormir de forma reparadora.
Foto de portada | Campus Production Pexels