Según las encuestas, la playa es el destino favorito de las familias para disfrutar de sus vacaciones de verano.
Pero seamos sinceros: pasar un día de playa con los niños puede no ser tan idílico como a priori parece. Para evitar los inconvenientes asociados a este plan tan veraniego y que toda la familia disfrute te compartimos una serie de consejos que harán vuestro día de playa mucho más agradable y divertido par todos.
La playa: un destino que amas y odias por igual cuando tienes niños pequeños
La idea de pasar un día relajado y soleado en la playa, jugando con los niños, leyendo frente al mar y descansando es la postal perfecta de unas vacaciones en familia.
Pero una cosa es la idea que tenemos en la cabeza y otra muy diferente es la realidad: multitud de gente que te lleva a no bajar la guardia ni un segundo; arena que quema los pies, el bebé se mete en la boca o se mezcla con la crema solar, haciendo imposible extenderla; padres persiguiendo a sus hijos para aplicarles protector solar cada dos horas; lágrimas de los niños porque su castillo de arena se ha derrumbado; sal en los ojos que escuece y pica; olas a veces divertidas, y otras no tanto...
La lista de 'batallitas' playeras que compartimos todos los padres es interminable, pero aún así repetimos destino verano tras verano porque sabemos que la playa es divertida para los niños y les aporta muchos beneficios.
Por eso queremos compartir con vosotros una serie de consejos para convertir un día de playa en una experiencia verdaderamente épica y memorable para toda la familia.
1. Planificación mágica
El secreto para que un día de playa con los niños sea un éxito reside en una planificación mágica. ¡Pero no temas!; no se trata de un plan maestro complejo, sino simplemente de apuntar en una lista todo aquello que puedes necesitar para pasar un perfecto día en la playa.
No olvides los imprescindibles, como toallas, protector solar, sombrilla y agua en abundancia. Incluye también artículos de diversión como juegos de playa, pelotas, cometas, colchonetas e hinchables para disfrutar en el agua con tus hijos e incluso un botiquín para que ningún pequeño accidente playero enturbie vuestro día.
2. La jugada maestra: la hora de llegada a la playa
El truco para evitar multitudes y encontrar el lugar perfecto para plantar tu bandera playera es simple: ¡llega temprano! Ser el "crack" de la puntualidad te asegurará un lugar privilegiado cerca del agua.
¡Pero no desestimes la idea de ir a la playa a última hora de la tarde! De hecho, como madre de tres niños con amplia experiencia playera te diré que es mi hora preferida del día para disfrutar del mar y la arena. No hay apenas gente, la arena ya no quema, el sol no calienta igual que por la mañana y el atardecer es el momento perfecto para hacer unas fotografías increíbles.
3. Snacks que despiertan sonrisas
Los incansables juegos en la arena y el mar suelen agotar la energía, por lo que es fundamental tener a mano una selección de snacks saludables y refrescantes que permitan recargar las baterías de nuestros pequeños grumetes y tenerlos siempre contentos.
Rodajas jugosas de sandía, brochetas de fruta, deliciosos sándwiches, palitos de zanahoria... En Bebés y Más encontrarás numerosas propuestas de almuerzos nutritivos y saludables para ofrecer a los niños en la playa.
4. ¡Imaginación al poder!
¿Aburridos de hacer castillos de arena con palas y cubos? ¡Echa a volar tu imaginación y propón a tus hijos otro tipo de juegos y actividades divertidas y educativas, tanto dentro como fuera del agua!
¿Qué tal una "guerra" acuática, una batalla épica de castillos o una búsqueda de tesoros marinos? Volar una cometa, practicar deportes náuticos en familia, recolectar conchas para hacer manualidades o hacer actividades creativas en la arena son otras de las muchas ideas que podemos poner en práctica en nuestro día de playa.
5. Disfruta de esos pequeños momentos que acaban creando recuerdos
Sabemos que las vacaciones con niños son agotadoras, y que los retos que a veces implican pueden llegar a nublar los buenos momentos. Pero si lo pensamos fríamente, las vacaciones con niños duran apenas un suspiro, por lo que es importante que aprendamos a disfrutar de esos pequeños momentos de felicidad que son los que acabarán creando recuerdos memorables.
Recuerda, las manchas de helado y la arena en el coche pueden ser el precio de la diversión, pero, al final del día, ¡la sonrisa en el rostro de tus hijos hará que todo haya valido la pena!
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