No hay duda que lo mejor es la comida cuidadosamente preparada en casa con productos frescos.
Pero, cuando estamos de vacaciones esto no es posible en la mayoría de los casos y debemos recurrir a los alimentos infantiles homogeneizados: “los potitos".
No hay nada que temer, estos alimentos cumplen con toda las normas de calidad, producción y elaboración de la Directiva 96/5/CEE, las cuales exige unas normas estrictas de control de calidad, y cuyos ingredientes, composición (proteínas, sodio y densidad energética) y normas de manipulación figuran en la etiqueta. Son realizados en óptimas condiciones higiénicas y poseen un adecuado valor nutritivo.
En el mercado se encuentran potitos de frutas, de verduras y de carne o pescado. Los de frutas, están elaborados a base de frutas variadas (melocotón, manzana y plátano, u otras como albaricoque, naranja o piña), enriquecidos o no con vitaminas. Sus ingredientes están estrictamente controlados, garantizando la calidad y el aporte nutritivo de estos tarritos para conseguir un correcto desarrollo en el niño. Evitan la existencia de conservantes o pesticidas para ofrecer un producto de primera calidad.
Los de verduras, son menús elaborados con una variedad de verduras a las que se añade carne o pescado de diferente naturaleza. Sus ingredientes están estrictamente controlados, tanto los vegetales como los animales, garantizando la calidad y el aporte nutritivo de estos tarritos para conseguir un correcto desarrollo en el niño. Elaboran sus productos con materias primas de proveedores evaluados y homologados que certifican un control de sus alimentos desde su origen hasta la llegada a la planta de elaboración.
En general, todas las marcas que se encuentran en el mercado cumplen con todas las normas alimentarias. Yo cuando recurro a ellos, compró los de Nutribén que están libres de leche (mi hijo es alérgico) y huevo y se encuentran en las farmacias. Los supermercados Carrefour cuentan con una línea de alimentos infantiles elaborada con ingredientes provenientes de la agricultura ecológica y que tienen una relación de calidad-precio muy buena.
Antes de emprender el viaje o paseo, hay que asegurarse que al bebé ya se haya acostumbrado al sabor. Yo recuerdo en un viaje a Francia que le compré a mi bebé unos de judías verdes típicos en ese país, y mi hijo los odiaba, menos mal que aún tomaba pecho con lo cual no tuvo problemas para estar bien alimentado.
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