Los niños son capaces desde que nacen de regular la ingesta energética para ajustarla a las necesidades de su organismo. Los padres muchas veces interferimos con ese proceso natural determinando qué y qué cantidad han de ingerir, provocando hábitos indeseados como que coman más de lo necesario o un exceso a largo plazo que puede acabar en sobrepeso u obesidad.
Nosotros somos los responsables de inculcar en ellos hábitos alimenticios saludables desde que son pequeños, pero en ocasiones no sabemos cómo hacerlo o creemos que nuestra forma de hacer las cosas es la correcta.
Por eso, ¿qué podemos hacer los padres para no interferir en la autorregulación innata de la ingesta de alimentos? Podemos ayudarles a autorregular lo que comen siguiendo algunos consejos.
Premios y recompensas
No dar alimentos como premio ni vincular un evento alimenticio a una recompensa. Utilizar los alimentos como premio o castigo es un error, pues se crean ideas negativas y positivas asociadas a una conducta.
Se suelen asociar los dulces a los premios y la comida que no les gusta a los castigos, pero esto impide la formación de un adecuado autocontrol de la comida en el niño. Es muy frecuente decir "Si te portas bien te doy un caramelo" o "Si te comes todo el brócoli luego tienes chocolate". Cuanto menos condicionemos la comida a ciertas conductas, mejor.
Alimentos prohibidos
No calificar ciertos alimentos como "prohibidos" o "malos". Restringir algunos alimentos por poco saludables que puedan ser no enseña a los niños a regular su propia alimentación. Imponer normas estrictas sólo provoca que ante la menor oportunidad los niños decidan comer los alimentos “prohibidos" incluso si no tienen apetito.
Diversas investigaciones concluyen que los niños cuyos padres son restrictivos con la alimentación tienen menos control de sus impulsos y más riesgo de sobrepeso.
"Comerlo todo"
No obligarles a comer todo el plato. Es imponerles lo que va en contra de sus propias necesidades. No tiene sentido hacerles comer en exceso pues se anulan las señales de saciedad. Si el niño no tiene apetito hay que permitirle que coma hasta donde desea.
De igual forma, obligarles a permanecer de sobremesa un largo tiempo no es aconsejable, pues puede llevar al sobreconsumo. Ellos no tienen los mismos tiempos que tenemos los adultos.
Controlar las comidas
No atender en exceso lo que consume o deja de consumir. Una obsesiva preocupación por si el niño come o no come acaba siendo contraproducente pues empieza a comer en función de lo que "debe" y "no debe" y no en función de lo que "necesita".
Lo mismo con los horarios de las comidas. El picoteo fuera de hora no es una transgresión sino una necesidad en los niños pequeños. Es un error pensar que comer fuera de hora fomenta la obesidad si les ofrecemos bocados nutritivos y saludables.
Lo que sí hay que hacer
La mejor forma de ayudarse a autorregular lo que comen es ofrecer una amplia variedad de alimentos sanos entre los cuales el niño pueda elegir.
Cuanto menos interfiramos los padres en la relación del niño con la comida, más estaremos contribuyendo a crear hábitos saludables y a evitar que se produzcan trastornos alimenticios.
Vía | Vitónica Foto | left-hand en Flickr En Bebés y más | Un estudio confirma que los hábitos familiares en la niñez producen trastornos alimentarios más adelante, Alimentación complementaria: ¿Qué pasaría si les dejáramos comer a ellos?