¿Por qué no es bueno que los niños beban refrescos?

Los refrescos son una bebida no recomendada para la dieta de los pequeños (ni para la de los adultos). Al igual que las golosinas, deberían evitarse o restringirlos a ocasiones puntuales, como cumpleaños o eventos especiales.

No aportan nutrientes de calidad, además de predisponer a enfermedades relacionadas con su alto contenido en azúcares. Os contamos por qué no es bueno que los niños beban refrescos.

La razón principal: su alto contenido de azúcar

Os vais a sorprender de la cantidad de azúcar que contienen los refrescos. Según la Alianza por la Salud Alimentaria (México), un botellín de 600ml de Coca Cola contiene el equivalente a 12 cucharadas (tamaño café) de azúcar, o lo que es igual, 60 gramos.

Desde luego, ningún organismo, y menos el de un niño pequeño, necesita semejante cantidad de azúcar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una ingesta recomendada y moderada de azúcar debe representar el equivalente al 10 por ciento del total de energía (kilocalorías) consumida.

El consumo de azúcar recomendado para un niño en edad preescolar con una dieta media de 1.500 calorías sería de 37 gramos, lo que equivale a 7 cucharaditas o terrones de azúcar al día. En el caso de un adulto, 2.300 calorías, 57 gramos= 11 cucharaditas o terrones de azúcar al día.

Estamos hablando que sólo 600ml de refresco aportan casi el doble de azúcar de lo que debería consumir un niño a lo largo del día, teniendo en cuenta el azúcar contenido en todos los alimentos, claro está.

¿Qué pasa si un niño consume más azúcar de la que necesita? Favorece y acelera la aparición de sobrepeso y obesidad infantil, que a la vez es grave factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades relacionadas como diabetes (provocada por altas concentraciones de glucosa en la sangre), enfermedades cardiovasculares, hipertensión y triglicéridos altos.

No debemos olvidar que también favorece la aparición de caries, pues los azúcares que contienen se degradan fácilmente y se convierten en compuestos que aumentan la acidez de la cavidad bucal volviendola más propensa a que se formen.

Por todo ello, no es bueno que los niños beban refrescos, por lo que debemos evitarlos como complementos de las comidas y reducir su consumo todo lo que sea posible.

Foto | Mr. T in DC Flickr CC y Alianza por la Salud Alimentaria (México) En Bebés y más | Refrescos: la fructosa contribuye a la obesidad, Refrescos en la infancia y mala salud coronaria En Vitónica | ¿Cuánto azúcar puede tener una dieta saludable?

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