Como cada día os traemos una preciosa historia que nos envia una mamá, en la que nos explica su experiencia, maravillosa y también amarga, sobre su maternidad. La serie con la que hemos querido celebrar el Día de la Madre con el título “Mamá, cuéntanos tu historia“ hoy nos hace sentir el dolor de la pérdida de un hijo muy deseado y la alegría de los hijos nacidos, que si bien no cambian lo pasado, si renuevan la esperanza y la alegría.
Sandra nos cuenta sus dolorosos sentimientos ante la pérdida de un embarazo avanzado, las preguntas de una mujer ante a necesidad de una pruebas médicas invasivas y la manera en la que la vida, de nuevo, llena su vientre y la hace renacer, bendiciéndola con una maternidad tan deseada y que ha sido tan duro llegar a disfrutar.
Mi historia es como cualquier otra mamá que haya sufrido un aborto.Era un bebé deseadísimo. Lucía que así era como se iba a llamar, me colmaba de toda la felicidad del mundo, no sabía que se podía querer tanto a una cosita tan chiquita.
Pero todo ocurrió de repente, me dijeron que me tenía que realizar una biopsia coria. Antes no sabía pero ahora sí, que muchas veces nos mandan hacer pruebas innecesarias para salvarguardar las espaldas de los ginecólogos. Ese fue mi caso, y ante un médico jamás pensé que una podía decir que NO.
Como consecuencia de esto tuve un aborto de 22 semanas de gestación después de estar ingresada más de 5 semanas en el hospital. Y es que mi Lucía estaba perfecta, y aún con mis contracciones la pude sentir cómo se seguía moviendo aunque era inevitable el fatal desenlace.
Cuando pasaron a visitarme los médicos, después del legrado, yo sólo preguntaba que cuando me podía quedar de nuevo embarazada, y ahí entras en juego tú: MI LUCÍA, MI VIDA, MI CIELO.
Fué mucha emoción al saber que estaba otra vez embarazada, pero fue una alegría contenida, veía como me crecía la barriga, pero no decidimos tu nombre hasta que no estuve de 6 meses, y decidí que quería ponerte Lucía ya que es un nombre que de simpre me había gustado, y así fué como el 28 de Junio del 2007 nació mi Lucía por cesárea, con 4.270 gramos y 53 centímetros. Y algo más tarde llegó mi bichito, mi Laura, que vino al mundo el pasado uno de Julio del 2009. Ellas son mis dos grandes amores.
Ojalá desde aquí pueda evitarle a alguien el mal trago de un aborto, y aún más cuando es tan avanzado, y todo por culpa de pruebas innecesarias.
Debo confesaros que, a pesar de haber escuchado vivencias semejantes, de mujeres que dudan, que han sufrido por perder un hijo, que se plantean si su confianza en los médicos fue acertada, me quedo sobrecogida ante la realidad de un drama humano como el que Sandra comparte con nosotras. Ese bebé que no llegó a nacer tiene un lugar para siempre en su vida y en su corazón, y ahora también en el nuestro.
La felicitó de corazón por su coraje, por su esperanza, por la dulce ternura que transmite, por la alegría que han dado a su vida Lucía y Laura. Y le mando un abrazo enorme y mi agradecimiento por hacernos partícipes de su historia de madre, deseando que leerla os haga reflexionar.
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