Uno de los artículos de bebé que muchos padres compramos cuando nuestro hijo tiene ya unos meses, básicamente porque empezará a utilizarlo, es la trona.
En el momento de elegirla es difícil saber qué debemos tener en cuenta y en muchas ocasiones acaba sucediendo lo que nos pasó a nosotros: compramos la que nos gustaba más y consideramos mejor y acabamos por darnos cuenta de que era demasiado grande, demasiado complicada y demasiado difícil limpiarla.
Por esta razón hemos decidido analizar en "Bebés y más" la trona BabyBjörn, una trona muy diferente a las habituales con un diseño innovador cuya principal característica es su simpleza.
Fácil montaje
Como podéis ver en el vídeo, el montaje es muy simple. Se acoplan las patas a la estructura de la trona y ya la tenéis montada. Esto hace también que a la hora de guardarla desmontarla no dé pereza y que el bulto final sea muy pequeño.
Fácil uso
La trona tiene tan solo dos mecanismos a los que tendremos que echar mano. Al principio cuesta un poco coger el truquillo al asunto, pero a medida que la vamos usando vamos automatizando los gestos. Una vez esto sucede utilizar la trona es tan simple como sentar al niño, subir la mesa y acercársela para sujetarlo con ella.
Sin cinturones
Al quedar la mesa cerquita del niño sus brazos quedan encima de la misma. Además, el asiento es vertical y evita que el bebé se "escurra" o que se tumbe, quedando sentado y sujeto sin necesidad de utilizar cinturones ni arneses que, por otra parte, y como explico en el vídeo, suelen gustar poco o nada a los bebés, que muchas veces acaban por no utilizarlos.
Fácil limpieza
La mesa se retira fácilmente y la trona se limpia en un momento, ya que no tiene escondites ni rincones por los que pueda colarse la comida. En momentos así me acuerdo de la que teníamos nosotros, siempre tratando de cazar trocitos que se colaban por los sitios más insospechados, limpiando rincones que no sabías que existían y frotando cinturones llenos de comida.
¿Y el precio?
La trona cuesta 198,50 euros. No es de las más baratas, pero tampoco es de las más caras, ya que las hay que llegan hasta los 300 euros. El día que abres la caja te quedas con cara de "se me hace cara", ya que sólo ves una estructura, cuatro patas y un manual de instrucciones. Además la trona es blanca, sin detalles, sin dibujos, sin colores... nada que la haga asemejar al resto de tronas habituales y por ello esa sensación aumenta.
Sin embargo, cuando la tienes montada y la empiezas a utilizar te das cuenta de que pagas un producto de calidad y un diseño amigable para los padres (fácil manejo, fácil uso, fácil limpieza) y, normalmente, las cosas que te facilitan la vida suelen pagarse con gusto.
La opinión de otros padres
La trona ha estado en casa de prueba un par de semanas y durante esos días la han podido probar y ver otros padres (el niño del vídeo es Iker, mi sobrino) y todos han coincidido en que es una pasada por lo ligera que es y por lo bien que se quedan los niños sentados en ella.
En resumen, si te la puedes permitir, es una compra recomendable.
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