Es uno de esos sueños recurrentes que todo padre tiene: nuestro hijo se pierde y esto se convierte en una pesadilla angustiosa. ¿Te ha sucedido alguna vez? Aunque sea por pocos minutos (¡unos segundos ya parecen eternidad!), no es extraño que en determinadas situaciones perdamos de vista a nuestros hijos. Por suerte, habitualmente todo queda en un susto. Pero, ¿qué podemos hacer para que no se pierda nuestro hijo?
Aquí os dejamos unos sencillos consejos para que los niños no se extravíen y para ahorrarnos ese mal trago. Como tantas veces sucede, se trata principalmente de hablar con ellos y explicarles cómo nos tenemos que mover en lugares de riesgo, donde hay mucha gente, muchos niños, lugares nuevos y desconocidos...
Y siempre, siempre, no quitarles el ojo de encima en estas situaciones, ya que un segundo de despiste puede suponer un disgusto tremendo. Pero, respecto a lo que podemos enseñarles, ¿cómo procurar que sean conscientes del riesgo que supone perderse y adquieran unos hábitos seguros en este sentido?
Ir siempre de la mano, cuando se lo pidamos, en lugares concurridos como calles o centros comerciales, paseando en la playa... Cuanta más gente haya, cuanto más tengamos que desplazarnos y cuanto más desconocido sea el lugar, más posibilidades hay de que nos despistemos y el niño se pierda. por eso, ir siempre de la mano de mamá o papá es la mejor manera de no separarse.
Que sepan siempre dónde estamos. Cuando estamos en el parque o en la playa y los dejamos jugando, un poco "a su aire", hay que componer un plano de situación para que sepa localizarnos en cualquier momento. De todas formas, la localización espacial de los niños no está muy definida (menos cuanto más pequeños son). Por ello, esto no significa que nos relajemos: no estaremos alejados del niño y tampoco dejaremos de vigilarlo, pues no solo existe el riesgo de que se pierda sino de que sufra algún accidente.
Hay que enseñarles a los niños a decir su nombre y apellidos, en el caso de que se pierdan puedan decírselo a alguien. Si son más pequeños, podemos escribirle su nombre y el nuestro, junto a nuestros datos de contacto, en un papel y que lo lleven en un bolsillo (una versión casera de las pulseras de identificación). Le habrán de dar ese papel a alguien. Pero, ¿a quién?
A partir de los cuatro o cinco años, ellos ya reconocen a la policía y pueden dirigirse a ella si se han perdido. También podemos pedirle que hable con alguna mamá que vaya con otros niños para que lo ayude.
Viste a tu hijo con ropa llamativa si crees que es necesario en una situación "de riesgo" y si es muy inquieto... Una camiseta roja o amarilla, una gorra... pueden ayudarnos a localizar a nuestro hijo más fácilmente.
Si ya has tenido algún susto, si sabes que va a ser complicado que el niño esté junto a ti, conviene pedir "refuerzos" cuando salgamos con el niño a algún lugar concurrido. Ojo, porque a veces, cuanto más ojos vigilan más se despistan los mayores, más nos confiamos en que otro estará vigilando al niño.
Enséñale que no se mueva del sitio si se ve perdido. A veces, empiezan a deambular y si no están orientados se pueden alejar de nosotros, caminar en dirección contraria... Entonces, si se mantiene en un sitio, será más fácil encontrarlo.
Sin salir del parque, del centro comercial, del estadio... En el mismo sentido que el consejo anterior, hay que enseñarles que no pueden salir del recinto en el que nos encontramos, pues se hallarán con más peligros.
La silla de paseo, una aliada en determinadas situaciones. Al niño ya le encanta correr y lo hace la mayor parte del tiempo, pero en determinados lugares puede ser conveniente que vaya cómodamente en el cochecito (o en un carro de la compra, en una bici dirigida...).
Como hemos dicho al principio, explícale a tus hijos el peligro que supone alejarse de mamá y papá. No se trata de alarmar a los niños, pero sí han de ser conscientes de que al estar solos pueden ocurrir accidentes y tenemos que exponerlos a su nivel, para que nos entiendan.
Si has perdido de vista a tu niño en un espacio abierto, piensa dónde ha podido ir, qué es lo que más le llama la atención... sin dejar de mirar los puntos peligrosos, como una carretera. Pide ayuda a la gente de tu alrededor y a la policía si el niño no aparece.
Si estás en un espacio cerrado, probablemente haya un guardia de seguridad al que comunicar que el niño se ha perdido. En estos lugares suele haber un protocolo de actuación para estos casos. Mantén la calma en la medida de lo posible y piensa que el niño no tardará en aparecer, en pocos minutos todo se resuelve (aunque ya sé que mantenerse sereno en esta situación es prácticamente imposible).
Finalmente, para evitarnos esta pesadilla, recordar el punto principal: no quitar ojo a los niños para que no se pierdan y para que no sufran accidentes u otros percances indeseables. Son pequeños y nos necesitan cerca, aunque hay que saber dejarles cierto espacio y no atosigarles. Vosotros, ¿habéis tenido algún susto con vuestros hijos?
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