Todos, tanto adultos como niños y adolescentes, deberemos afrontar diferentes pérdidas de personas amadas, a lo largo de nuestra vida. La muerte de un ser querido tiene un impacto innegable en cada uno de nosotros, y ante una pérdida de este tipo, iniciamos un proceso de duelo.
El duelo es la adaptación a la pérdida, una reacción natural que implica emociones y conductas diversas. En los niños, es importante acompañarlos en este proceso de duelo y mostrarles nuestra disponibilidad para resolver dudas y sobre todo, para que puedan sentir nuestro amor y acompañamiento.
En este punto, será importante hacerles llegar el mensaje de que, aunque nos despidamos de una persona querida, siempre quedarán sus recuerdos para honrarla, así como todo lo que esa persona nos dio en vida.
Pero, ¿cómo ayudar a los niños a gestionar el duelo por la muerte de un ser querido? Hablamos de nueve claves que pueden ayudaros.
No demores la noticia
Es importante comunicar la noticia de la muerte del ser querido cuanto antes. Pero no en cualquier momento, sino en el momento adecuado, buscando el momento para hacerlo.
¿Cómo lo haremos? A través de un lenguaje fácil, sencillo, comprensible y adaptado a su edad. Es importante no utilizar eufemismos o frases hechas. Por otro lado, si la muerte ya se preveía, será importante ir preparando al niño. Por ejemplo, dándole la oportunidad de visitar a la persona enferma.
Acompáñale en sus emociones
Conviene también acompañar al niño en sus emociones, observarlo y detectar cuándo pueda sentirse triste, enfadado... Respetar sus ritmos, no juzgarles y sobre todo, no añadirles presión de ningún tipo para que "vuelvan a estar bien".
En este sentido, es importante que vivan la pérdida para procesarla e integrarla poco a poco, y que expresen todo lo que necesiten.
Resuelve sus dudas
En función de la edad de los niños, estos entienden y viven la muerte de una forma distinta, más o menos madura. Es importante adaptarnos a su momento evolutivo y resolver sus posibles dudas en torno al concepto de muerte, a través de un lenguaje sencillo que puedan entender.
Y sobre todo, no usar eufemismos como "se ha dormido para siempre", "se ha ido de viaje a un lugar lejano", etc. Así, no les ocultaremos la verdad, aunque sí utilizaremos un lenguaje adaptado a su edad, sobre todo, que puedan comprender para no generarles más confusión.
Id recuperando las rutinas
Los niños necesitan sensación de familiaridad y estructura, y las rutinas son muy adecuadas para ello. Así que, mantener las rutinas les aportará sensación de seguridad a los niños.
En este punto, no se trata de retomar la vida como si no hubiera pasado nada, sino de ir poco a poco retomando las tareas diarias, la escuela, etc.
Para ello, puede ayudarnos anticiparles lo que irá ocurriendo de aquí en adelante, con posibles cambios si los hay, y remarcando las cosas que sí seguirán como siempre (eso les ayuda a sentirse seguros).
Ten en cuenta que hay conductas normales
Ante la muerte de un ser querido, es normal que los niños tengan miedo a perder a otros seres queridos, o que necesiten más atención, que muestren conductas regresivas, que resurjan miedos ya superados, que aparezcan ciertas somatizaciones (por ejemplo, dolores de barriga), etc.
Todo ello forma parte del proceso de duelo. Es importante tenerlo en cuenta y respetar también estas conductas, atendiéndolas por supuesto pero sin alarmarnos o presionar.
Hazle saber que estás a su lado
A la hora de acompañar a un niño en un proceso de duelo por la muerte de un ser querido, también resulta esencial hacerle saber que estamos a su lado, que le entendemos en su sufrimiento y que empatizamos con él.
Algunas frases que podemos utilizar son: "Entiendo cómo te puedes sentir; estoy aquí para lo que necesites", "lo que ha pasado es muy triste, pero estamos juntos en esto", "a mi también me pone triste la muerte de esta persona", "podemos hablar cuando lo necesites o cuando estés más tranquilo, siempre que quieras".
Expresa tú también cómo te sientes
Para que los niños normalicen la expresión sana de las emociones, es importante que seamos un modelo para ellos, y por ello, que nosotros también mostremos lo que sentimos.
Muchas veces, se tiende a pensar, erróneamente, que si no nos ven llorar, no sufrirán; pero lo cierto es que llorar, es una forma de decirles "tú también puedes hacerlo si lo necesitas, estás en un lugar seguro para hacerlo", "tienes derecho a expresar cómo te sientes, a estar triste, enfadado...".
Y estamos así normalizando la expresión de la tristeza de una forma saludable. De hecho, no mostrar cómo nos sentimos puede llevarles a la creencia errónea de que no está bien mostrar las emociones; y eso les llevará a reprimir sus emociones, lo que no es bueno para ellos.
Lógicamente, también deberemos encontrar nuestros propios momentos de soledad para gestionar la pérdida.
No coartes su expresión emocional
En línea con el punto anterior, es fundamental proporcionarles a los niños la confianza para que expresen sus emociones. A veces inconscientemente les decimos "no llores" (porque no queremos verlos sufrir, y es normal); pero precisamente, para poder ir estando mejor cada día, necesitarán llorar y expresar sus emociones.
Por ello, no les limites; acompáñalos desde la presencia y con el mensaje de que aquí estarás siempre que lo necesiten. Ten en cuenta que expresar las emociones es fundamental para ir procesando la pérdida e integrándola poco a poco. Por ello, valida sus emociones y ayuda a que las expresen, ya sea con palabras, dibujos, música...
Haced un ritual
Los rituales de despedida nos sirven para simbolizar ciertos aspectos de nuestra vida, para despedirnos, para honrar al ser que se ha ido... Si hacemos rituales, es importante hacerles partícipes del proceso si así lo desean.
Y no solo hablamos de ir o no al tanatorio, sino también, de la posibilidad de realizar un pequeño ritual casero en casa, por ejemplo, escribiendo una carta a la persona fallecida, poniendo una foto con flores o velas, escuchando su canción favorita, leyéndole unas palabras, etc.
Así, a modo de ritual, podemos también buscar un lugar cómodo, en casa o en otro lugar, para evocar lo que sentimos por esa persona, nombrar ciertos recuerdos, agradecerle lo que nos dio...
Tanatorio: ¿sí o no?
Siempre que los niños lo deseen (si conviene, les explicaremos en qué consiste ir al tanatorio, el cementerio, resolviendo siempre todas sus dudas), deberían poder ir al tanatorio con nosotros.
Los rituales sirven para cerrar etapas y es un símbolo que nos ayuda a iniciar el proceso de duelo y a digerir la pérdida, también para los niños.
Prohibirles ir si ellos así lo sienten resulta contraproducente, porque les limita la posibilidad de despedirse. Si una vez en el tanatorio, no desean ver a la persona fallecida, respetaremos su decisión.
"No existen las despedidas entre nosotros. Allí donde estés, te llevaré en mi corazón".
-Gandhi-
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