Que son mimados, protegidos, celosos y solitarios son algunas de las características que se han relacionado con los hijos únicos a lo largo de la historia. Incluso el psicólogo del siglo XIX Stanley G. Hall llego a decir que ser hijo único es una “enfermedad en sí misma”.
Sin embargo, la ciencia se ha encargado de desmontar estos mitos. Ha descubierto que los hijos únicos no son diferentes de los niños que tienen hermanos en lo que respecta al carácter y la sociabilidad. Una de ellas es la investigadora Alicia Goisis, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres, y autora de un análisis que revisó 50 años de estudios sobre el tema.
En una reciente publicación en Population and Developmente Review encontró que al observar el desempeño de los niños en las pruebas cognitivas, los hijos únicos tienden a ser similares a los niños que crecen con un hermano. Y decidió ir más allá. Descubrir si las diferencias o similitudes de los niños con hermanos y hermanas podrían tener más que ver con las características de sus padres que con tener hermanos o no.
“La evidencia, en general, no apoya la idea de que los niños que crecen como hijos únicos tienen una especie de déficit en sus hablidades sociales, comparados con los niños que crecen con hermanos”, dice a BBC Mundo Alice Goisis.
El contexto influye más en el desarrollo que tener hermanos o no
El estudio fue realizado en base a casi 60 mil encuestas realizadas en diferentes etapas históricas (nacidos en 1946, 1958, 1970, 2000-2002) en Gran Bretaña, que brindaron información sobre las familias, el nivel de educación de los padres, la clase social y la estructura familiar.
Los niños sin hermanos mostraron puntuaciones cognitivas similares a las de los niños de familias con dos hijos, y puntuaciones más altas que las de los niños que crecieron con dos o más hermanos. No obstante, la “ventaja” del hijo único parecía ser más débil en el grupo de 2001 en comparación con los grupos de mayor edad.
Tener o no hermanos no tiene un gran impacto, o al menos tiene un impacto menor en comparación con otras características familiares.
Los recursos financieros y emocionales de las familias influye más. Goisis explica que los motivos detrás de las discrepancias se deben al contexto y no al simple hecho de ser hijo único. Por ejemplo, crecer en un hogar desfavorecido tiene un mayor impacto en el desarrollo de los niños que ser hijo único.
La investigadora señala que "en Reino Unido, donde ser hijo único es un indicador de haber crecido en una familia relativamente aventajada, estos niños tenían más tarde en la vida una salud igual o mejor en comparación con niños que tenían hermanos. Mientras que en Suecia, donde los hijos únicos tienden a provenir de familias en una peor situación económica, estos últimos tienen una peor salud más adelante en su vida”.
Cambio de enfoque, eliminar estereotipos. Es lo que plantea la autora del estudio en un artículo en The Conversation:
"Ser hijo único no es un concepto ni una experiencia atemporales. Depende de los cambios en las sociedades y del conjunto diverso de familias que tienen hijos únicos. Este cambio en nuestro enfoque sobre cómo vemos y estudiamos a los niños únicos no sólo aumentará nuestra comprensión sino que también ayudará a desacreditar los estereotipos que aún persisten en la sociedad en general".
Ventajas y desventajas de ser hijo único
Sin embargo, aunque no encontramos disparidades en cuanto a sociabilidad y desarrollo, sí se han hallado ciertas diferencias entre los niños que tienen hermanos y los hijos únicos, siendo estos últimos “el grupo familiar que más ha cambiado en los últimos 40 o 50 años”, según Linda Blair, psicóloga clínica basada en Reino Unido, ha declarado a BBC Mundo.
- Ventajas. La experta señala, en general, la excelencia lingüística, la ventaja académica que suelen tener los hijos únicos, así como un mejor empleo de su tiempo libre y una mayor facilidad de comunicación con las personas mayores, porque lo hacen a menudo.
- Desventajas. En el otro extremo, la experta señala la falta de la llamada “inteligencia de calle” en los hijos únicos, una inteligencia intuitiva y práctica, “que te permite reconocer rápidamente qué es lo que alguien va a hacer y que realmente no puedes aprender sino convives con gente de una edad similar”. Otra característica es que no se sienten cómodos en el caos, al pasar gran parte del tiempo solos, o con adultos.
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