Os prometí un ejemplo práctico sobre como aplicar una comunicación en positivo a un conflicto común que los padres tenemos con los niños: juguetes tirados por todos sitios.
Pero antes quiero terminar de exponer claramente que en la comunicación positiva no vamos a recurrir a acciones de fuerza física, solamente al diálogo sin agresividad ni calificaciones.
La fuerza
No usar la fuerza parece utópico. Hay, posiblemente, situaciones peligrosas en las que las palabras no nos bastan. Un niño que lanza un juguete contra la cabeza del hermanito o se encarama a una ventana no está en el momento de escuchar palabras, en ese caso hay que intervenir interponiéndonos físicamente entre ellos y la conducta peligrosa o agresiva.
Pero hay que sujetarlos sin violencia, sin gritos, sin insultos y sin pegarles una vez los hemos detenido. Bastará. Y claro, habrá que aprender a estar muy atentos para evitar posibles repeticiones y hablar con ellos, con ternura y calma, sin etiquetarlos como malos, desobedientes o tontos, sobre lo que ha sucedido y sus posibles causas y consecuencias. Corregir no es pegar.
El niño y sus juguetes
Volvamos a nuestro niño y sus juguetes, que tanto nos costó organizar, desparramados por toda la habitación y hasta termina invadiendo el salón. No podemos caminar sin tropezarnos, ni podemos pensar en pasar la escoba y lo más desesperante, con todo desordenado el niño no puede jugar a nada y cada vez se pone más nervioso.
Una y otra vez se repite la situación pero parece que nunca llegará el día en el que nuestro hijo entenderá que no puede sacar un juego sin guardar el anterior y sin que empiece a recoger, no ya por propia iniciativa, sino que siempre es necesario ponernos a gritarle para que lo haga y amenazar con tirarle los juguetes a la basura.
De hecho, una vez le guardamos todo en una bolsa y lo subimos al trastero. Pero aunque se pasó una semana sin poder jugar con sus cosas preferidas tampoco sirvió de nada a la larga, porque sigue dejando todo tirado.
Los papás le reprenden, le recuerdan que debe recogerlos, le ofrecen premios de cualquier clase y hasta le castigan. El resultado suele ser positivo pero no dura, el comportamiento se repetirá y cada situación desgasta un poco más la paciencia y la cordialidad.
El niño sigue sin recoger si no le obligan a ello, o, si lo hace, es por miedo al castigo, los gritos, o como medio para conseguir algún regalo o premio. No lo hace convencido, no nace de su interior.
En realidad no tiene interés intrínseco en mantener su cuarto recogido. El clima de confianza se va quebrando y cada vez que hay que recoger todos sienten tensión y disgusto.
La incomunicación
Los padres están enfadados, frustrados por su incapacidad de transmitir la necesidad de recoger a su hijo. El niño no necesita recoger ni ha entendido las razones para hacerlo, pues toda la comunicación, incluso cuando hay explicaciones, se ha manejado desde la confrontación. Y además, el niño ya sabe que es desordenado y que lo deja todo siempre tirado. Se lo han dicho tantas veces de manera directa o indirecta.
Para desbloquear esta situación los padres pueden intentar usar una comunicación en positivo. Primero, deben plantearse la necesidad no cubierta de su hijo que le lleva a no recoger los juguetes. Luego, usar la empatía para conectar con esa necesidad del hijo y comprenderlo, sin juzgarlo, con amor y entendimiento hacia el ser diferente y único que es.
La comunicación en positivo ante el conflicto
La herramienta de la empatía es fundamental para lograr convivir más felizmente con los demás y es especialmente indispensable para relacionarnos con las personas a las que amamos y con las que formamos una familia. Al ponernos en el lugar de otro damos un salto enorme en la conciencia, ya no lo contemplamos como un medio para lograr nuestras necesidades, sino como un yo diferente igualmente deseoso de compartir y ser atendido.
Desde esta perspectiva os invito a participar con sugerencias sobre como enfocar el problema de la familia del ejemplo, para, más adelante, en el siguiente tema, presentaros la forma en la que la comunicación positiva puede ayudarnos a hacerlo.
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