Alrededor del año de vida, el bebé ya puede ponerse de pie por sí solo y empieza a dar sus primeros pasos (algunos lo hacen antes que otros). Con el pasar de los meses irá perfeccionando sus habilidades motrices siendo capaz a los 18 meses de trepar los barrotes de cuna, subirse a muebles, y subir y bajar escaleras con ayuda.
Cuando alcanza estos hitos, el niño también está preparado para probar sus primeros saltos. Pero, ¿cuándo y cómo aprende el niño a saltar?
Saltar, un divertido hito del desarrollo motriz
El acto de saltar es un hito muy importante en el desarrollo motriz del niño que le abre la puerta a reforzar sus habilidades psicomotrices.
Al principio, el niño se agachará con la intención de saltar, pero probablemente no logre despegar los pies del suelo. Alrededor de los dos años comienza a intentar saltar en un mismo lugar y los pies apenas se levantan.
Le será más fácil saltar al comienzo desde un escalón, un bordillo bajo con la ayuda de tus manos. La pequeña altura de estos objetos le ayudarán a tomar conciencia del movimiento que tiene que realizar.
Con el tiempo, irá perfeccionando la técnica y podrá hacerlo solo, así como saltar sobre objetos impulsándose hacia delante, y más tarde, habrá adquirido el equilibrio necesario para poder saltar con un solo pie.
En torno a los cinco o seis años, la mayoría de niños domina bastante bien sus habilidades físicas y ya son capaces de saltar sobre un pie manteniendo el equilibrio durante un tiempo, así como saltar hacia atrás con uno o los dos pies.
Beneficios de saltar para los niños
Saltar favorece el desarrollo de los niños a varios niveles, especialmente en el área motora, pero también a nivel social y cognitivo.
- Favorece el desarrollo de la motricidad gruesa: es aquella que consiste en el uso hábil del cuerpo como un todo, incluyendo la postura, el equilibrio y la movilidad.
- Fortalece huesos y músculos: la actividad física contribuye al correcto desarrollo de huesos y músculos en los niños.
- Fomenta la conciencia espacial: permite a los niños adquirir conceptos sobre profundidad, altura y límites espaciales. Favorece la conciencia de su posición con respecto a los objetos que les rodean, así como la posición relativa entre los objetos.
- Mejora las coordinación y el equilibrio: saltar requiere que el niño internalice una secuencia de movimientos para lograr la acción, además de potenciar el equilibrio de los pequeños.
- Liberan energía y adrenalina: la acción de saltar requiere un esfuerzo que se traduce en la liberación de energía y adrenalina. El niño descansará mejor.
Juegos de saltar para niños
Los juegos activos son la mejor manera de estimular las habilidades motrices de los pequeños. Así fortalecen sus destrezas a la vez que se divierten y socializan.
Os sugerimos algunos sencillos juegos de saltar que pueden hacer los niños a partir de los dos años:
- Saltar dentro de círculos dibujados con tiza en el suelo o saltar a la rayuela.
- Saltar en la escalera contando escalones (de tu mano).
- Hacer un recorrido en casa con con objetos para saltar. Pueden ser, por ejemplo, peluches colocados a diferentes distancias.
- Salta ranita: podéis jugar a que sois ranitas, y dar saltitos con las manos apoyadas en el suelo.
- Saltar en la cama: la cama puede ser un buen lugar para practicar, ya que además de ser muy divertido, es una superficie mullida. Eso sí con cuidado de no caer hacia los lados.
- Saltar y bailar: la música es una excelente aliada para animar a los niños a moverse.
Cuándo consultar
Es importante saber que cada niño tiene su propio ritmo, y lo que hace un niño a una edad, puede que no lo haga otro de la misma edad sin que haya ningún problema.
Pero si el niño ha cumplido tres años y no es capaz de saltar, no levanta los pies del suelo, se cae con frecuencia cuando salta, sólo se impulsa hacia un lado o tiene un miedo excesivo a saltar, consulta con su pediatra.
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