Los nacimientos de niños prematuros han aumentado en los países desarrollados en la última época. Entre un 8 y un 10% de los nacimientos ocurren antes de la 37ª semana de gestación y justifican el 75 % de la mortalidad perinatal y el 50% de la discapacidad en la infancia.
Se trata de niños que crecen en condiciones diferentes a los nacidos a término y es por ello que tanto padres como profesionales de la salud deberían tener en cuenta (entre otras cosas) que, a la hora de hablar de niños prematuros, la edad tiene que corregirse.
Se considera prematuro a todo aquel niño nacido antes de las 37 semanas y, dado que nacen antes, son más pequeños y están menos desarrollados que los nacidos a término. Esto hace que el desarrollo, el peso y la talla de estos niños no sea equivalente a su edad real, pues nacen varias semanas antes de lo que deberían haberlo hecho y el crecimiento y la maduración que tocaba hacer en el útero lo tienen que hacer en el exterior.
Pongamos por ejemplo el caso de dos bebés, Alberto y Carla, que tienen como fecha prevista de nacimiento el 1 de Agosto de 2009. Uno de ellos, Alberto, nace prematuro, con 31 semanas y 2 días de gestación, el día 1 de Junio de 2009.
Pasados dos meses, el 1 de Agosto, nace a término el segundo bebé, Carla. El día en que hablamos de Carla como de un bebé recién nacido Alberto está cumpliendo su segundo mes de vida.
¿Quiere decir esto que Alberto lleva dos meses de ventaja sobre Carla?
Pues no, ni mucho menos, aunque mucha gente así lo cree. El día que nace Carla corresponde al día en que teóricamente debía nacer Alberto, y por ello tiene que considerarse ese el verdadero día de nacimiento a la hora de evaluar el desarrollo y crecimiento del niño, de empezar a ofrecer nuevos alimentos, etc.
Cada vez que un niño prematuro es puesto en una gráfica de crecimiento según su edad de nacimiento se ve perjudicado por el tiempo de gestación que se perdió.
Si el profesional lo tiene en cuenta no hay ningún problema, pero si lo trata como si fuera su edad real puede llevarse la etiqueta de “bajo crecimiento" o "justo de peso" cuando puede ser que su crecimiento y desarrollo sea perfectamente normal para su edad corregida.
Volvamos al caso de Carla y Alberto. El 1 de Diciembre de 2009 Alberto cumple 6 meses y su madre, que tiene una vecina con un niño de esa edad, que ha empezado a darle comida, decide iniciar la alimentación complementaria.
Carla tiene 4 meses y la enfermera le ha dicho a su madre que lo recomendable es que tome leche hasta los seis y que, a partir de entonces, empiece a darle cositas para comer.
El resultado es que Alberto empezará a comer con una edad corregida de 4 meses, cuando debería empezar a hacerlo hacia los 8 meses desde su nacimiento, cuando tuviera una edad corregida de seis, perdiéndose así dos maravillosos meses de leche en exclusiva. Del mismo modo, un profesional que no tenga en cuenta la edad corregida de Alberto podría esperar que se mantuviera sentado hacia los siete u ocho meses después de nacer, cuando no lo hará, probablemente, hasta dos o más meses después.
¿La edad ha de corregirse para todo?
Para todo excepto para el calendario vacunal. Los niños que son vacunados inician la inmunización a los dos meses de nacer, como los niños nacidos a término.
¿Hasta cuando?
Se debe realizar la corrección para valorar peso, talla, perímetro cefálico, cociente de desarrollo y adquisiciones motoras hasta los 24 meses de edad corregida. Una vez llega a esa edad se aplica la edad real del niño.
Sé que parece una obviedad todo lo explicado, pero con un hijo nacido a las 35 semanas de gestación me he dado cuenta que muchos profesionales no corrigen la edad y sitúan el peso y la talla en las gráficas conforme a la edad real o incluso recomiendan ofrecer comida antes de tiempo.
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