Kendall Jurnakins es un bebé que llegó al mundo en diciembre de 2020 con 25 semanas de gestación y apenas 425 gramos de peso. Cuando nació cabía en la palma de una mano y sus probabilidades de sobrevivir eran del cincuenta por ciento.
Pero este pequeño campeón ha luchado con todas sus fuerzas y tras permanecer 460 días ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Ascension St. Vincent de Indianápolis, por fin se va a casa.
Fueron meses muy difíciles
Sus padres confiesan que pasaron momentos muy angustiosos después del nacimiento. "Tenía miedo de que mi bebé no lo lograra", dice la mamá Sparkle Jurnakins a Good Morning America.
El pequeño sufría síndrome de dificultad respiratoria y enfermedad pulmonar crónica, por lo que debieron realizarle una traqueotomía y colocarle un ventilador para mejorar sus posibilidades de supervivencia.
A esto se sumó que cuando el bebé tenía ocho meses, su madre enfermó gravemente de Covid-19 y estuvo tres meses en coma. Al reencontrarse, temía que su bebé no la reconociera pero la reconoció al instante, cuenta Sparkle.
La "graduación del hospital"
Tras más de 15 meses ingresado el pequeño Kendall finalmente fue dado de alta y la emoción, tanto de la familia como de todo el personal del hospital, fue inmensa.
El día que abandonó el hospital le hicieron un pasillo para despedirlo entre aplausos y palabras de aliento.
"Este momento, en realidad, no tengo palabras. Es una gran recompensa para todos nosotros", dijo a WTHR13 el Dr. Taha Ben Saad, director médico de la UCIN . "Hemos esperado este día durante mucho tiempo y es una gran recompensa. Y luego de todos esos largos días y largas noches, este es el mejor día para nosotros. Nos olvidamos de todo lo demás".
Kendall finalmente se va a casa con sus padres, su hermano y su hermana mayor, que están felices de tenerlo con ellos.
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