La terapia con animales ha demostrado ser beneficiosa en el tratamiento de niños con autismo y son muchos los niños con TEA (trastornos del espectro autista) que aprenden a comunicarse con la ayuda de animales.
Justo los gatos, por sus peculiares características, no parecen ser especialmente sociables, pero sorprendentemente ayudan a los niños con autismo a mejorar sus relaciones sociales. ¿Qué tiene un gato para ofrecerle a un niño con autismo? Muchos beneficiosos de los que hablaremos a continuación.
El gato es paciente, tranquilo y tiene su propio ritmo interior. Ofrece cariño y hace compañía sin apenas molestar. Es un animal de naturaleza reservada que no necesita atención constante pero que está siempre dispuesto a una sesión de mimos. La interacción con el gato ayuda a los niños con autismo a salir de su mundo privado y adentrarse, aunque sea un poco, al mundo de los demás.
Según un estudio realizado por la Universidad de Queensland, los niños autistas que tienen un gato como mascota son más propensos a hablar, mirar a la cara y sonreír. Los gatos ayudan a regular el nivel de ansiedad de estos niños, contribuyen a que se tranquilicen y adquieran mayor autoconfianza.
Otro estudio publicado en PLOS Journal en 2012 realizado con 260 familias con niños autistas revelaba que la llegada de una mascota a la familia después de los que niños cumpliesen los 5 años, una edad clave, hacía que estos niños fuesen más propensos a compartir y a sociabilizar con los demás.
Iris y su gata Thula
Un tiempo atrás os hemos presentado a Iris, una niña autista de 5 años que nos conmovió a todos con sus pinturas. En las fotos que os enseñábamos, la pequeña aparecía pintando acompañada de su fiel ayudante peluda, su gata Thula.
Antes de tener a Thula, los padres habían apuntado a la niña a hacer terapia con caballos, pero no notaron resultados. Un día, por casualidad, Thula llegó a su vida y conectaron desde el primer momento.
"Los gatos son como yo"
Otro caso que no emociona es el de un padre viudo y sus dos hijos, uno de 9 y Richard de 4, con autismo. Han cogido en un refugio a Clover, un gato blanco y negro que enseguida llamó la atención del pequeño.
Se han convertido en grandes amigos y tienen largas conversaciones en las que el felino no hace preguntas ni corrige al pequeño. Simplemente lo escucha con paciencia.
"Los gatos son como yo" le dijo Richard una vez a su padre. "Lo miran todo a su alrededor y lo analizan cuando todos creen que no están prestando atención, y sólo hablan cuando tienen algo para decir".
Los gatos pueden llegar a ser una mascota ideal para un niño con autismo. Los estudios científicos y estos casos en particular nos demuestran que los gatos y los niños con autismo son una combinación perfecta.
Vía | Medical daily
Foto | iStockphoto
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