Cuando los niños empiezan a aprender a leer y escribir, una de las cosas en las que nos fijamos padres y profesores es en la forma en que dibuja las letras y cómo escribe sus primeras palabras.
Es normal que los primeros trazos no sean perfectos, ya que la escritura es una habilidad que está adquiriendo y que va evolucionando poco a poco. Pero una vez que esta destreza ya está adquirida, alrededor de los seis años, podemos darnos cuenta si la mala letra se mantiene en el tiempo. Vamos a hablar de qué puede haber detrás de una mala letra y qué podemos hacer para mejorarla o ayudar al niño.
La escritura es una habilidad para la que el niño se va preparando desde que nace, y en la que intervienen varios procesos:
- Desarrollo de la psicomotricidad: para poder trazar las letras.
- Desarrollo de la lateralidad y de la coordinación espacial: interviene la coordinación ojo-mano y la organización de la escritura en el espacio.
- Desarrollo mental: traducir los sonidos a letras y palabras.
- Desarrollo del lenguaje: capacidad para expresarnos y comprender.
Niños con mala letra
¿Qué hay detrás de una mala letra? La escritura implica diferentes habilidades entre ellas la caligrafía, la manera de escribir de cada persona. La caligrafía son los trazos que dan lugar a la letra escrita y que es diferente en cada niño, dependiendo de su personalidad y del momento, puesto que puede ir cambiando de acuerdo al estado emocional y a la conducta. Hay días que hacen una letra más ordenada y legible y otros pueden escribir más rápido y desordenado, haciendo el escrito prácticamente ilegible.
Hay estudios que indican que los niños que tienen mala letra tienen mayor agilidad mental. Según los resultados de una investigación de la Universidad de Illinois las personas que tienen mala letra o "letra de doctor" tienen un cociente intelectual más alto que las personas con caligrafía legible, y esto se debe a que su cerebro trabaja más rápido que sus manos. Estas personas priorizan un procesamiento mental más rápido a poner una letra bonita a la hora de escribir.
Mala letra vs. disgrafía
Lo que debemos diferenciar es si el niño solo tiene mala letra (no hace la letra bonita) o si hay algo más detrás: una disgrafía, que es realmente una dificultad en el aprendizaje de la escritura. Recordemos que esto es algo que debe observarse cuando se supone que la escritura está afianzada a partir de los seis o siete años, no cuando el niño está aprendiendo a escribir.
Síntomas de disgrafía:
- Excesiva rigidez o laxitud motora.
- Tamaño desproporcionado e irregular en palabras y letras, incluso dentro del mismo párrafo.
- Dificultades para organizar las letras dentro de la palabra o frase.
- Cambiar la dirección al escribir.
- Mala organización del espacio, es incapaz de escribir sobre un renglón y dentro de unos márgenes.
- Fragmentar el trazado de las letras.
- Las letras son garabatos ilegibles.
La disgrafía puede repercutir en problemas de aprendizaje, falta de atención, fatiga o problemas para expresarse. Los niños que presentan disgrafía pueden superar sus dificultades con ayuda de un logopeda de forma progresiva hasta conseguir una buena escritura.
Qué problemas puede haber detrás
Inmadurez en el proceso de aprendizaje
En ocasiones simplemente se trata de que el niño aún no está preparado para la escritura. Como vimos antes, es un proceso que requiere de una serie de habilidades que irá adquiriendo desde que nace. Forzar a un niño a realizar antes de tiempo algo para lo que no está preparado, es contraproducente. En ese caso, la mala letra es solo cuestión de madurez y con el tiempo mejorará.
Problemas visuales
La existencia de problemas sensoriales a nivel visual también puede ser una de las causas de problemas con la letra. Patologías como el nistagmo (movimiento incontrolable e involuntario de los ojos), el ojo vago, los problemas de convergencia, el estatismo o los habituales problemas de refracción (miopía, hipermetropía o astigmatismo) son algunos ejemplos que podemos encontrar.
Es importante revisar periódicamente la vista de los niños para asegurarnos que no interfiere en su aprendizaje y si es así, buscar una solución. Es posible que tu hijo necesite llevar gafas.
Problemas motores o de coordinación
También es posible encontrar problemas motores de múltiple tipo que causen alteraciones de la caligrafía, señala el neuropediatra Manuel Antonio Fernández. "Esto se debe a que hay muchos mecanismos implicados en el desarrollo de la escritura. Algunos son puramente mentales y otros dependen de la actividad de nervios y músculos, así como de la coordinación entre ellos".
Por ejemplo, un niño que padezca una lesión cerebral en la región izquierda del cerebro, es probable que presente problemas en el control de los movimientos del lado derecho. Si la región cerebral afectada incluye el control manual, este estará limitado. En casos extremos, se encuentran niños que usan la mano izquierda no porque sean zurdos sino porque son incapaces de usar la derecha.
"Por otro lado, las patologías que afectan a los nervios o a los músculos como las neuropatías o las distrofias musculares pueden dificultar la prensión del lápiz así como la velocidad de escritura o la calidad del trazo", añade el especialista.
Trastornos del aprendizaje
Los problemas de aprendizaje en la infancia son una causa importante de problemas de escritura. Trastornos como la dislexia, la disgrafía y la discalculia pueden repercutir de forma negativa en los procesos evolutivos del desarrollo infantil. Su conocimiento y detección precoz es fundamental para buscar soluciones que ayuden al niño a solventar las dificultades que producen.
El TDAH puede provocar mala letra y problemas de lectura
Según la Fundación CADAH, los niños hiperactivos suelen tener dificultades en actividades de psicomotricidad fina. En muchas ocasiones los niños hiperactivos presentan una caligrafía pobre, desorganizada y con frecuentes omisiones. Dos son las razones principales:
Muchos niños tienen mala coordinación viso-motriz y dificultades perceptivo-espaciales que dificultan la escritura.
Otros tienen una aceptable coordinación motriz, pero carecen de la automatización adecuada. Existe un gran número de niños hiperactivos que, pudiendo escribir adecuadamente, se dejan llevar por la impulsividad y la falta de hábito. Es decir, pueden escribir bien pero necesitan concentrarse demasiado para poder hacerlo de forma constante.
Cómo mejorar la letra
Si queremos conseguir que el niño tenga una letra más bonita es tan importante lo que debemos hacer como lo que no debemos hacer:
Qué no hacer para mejorar la letra
Apurar el aprendizaje: pretender que los niños aprendar a leer y escribir cuando aún sus cerebros no están preparados para ello es contraproducente.
Decirle que tiene letra fea o machacarlo: no conseguiremos que mejore, sino al contrario; dañaremos su autoestima y acabará odiando la escritura. La letra es cambiante y continuará desarrollándola a lo largo de toda la vida escolar.
Ponerlo a hacer fichas de caligrafía a diestra y siniestra: en la repetición mecanizada no está la solución, el niño tiene que verlo como algo motivador.
Qué hacer para mejorar la letra
Una buena postura: espalda recta y apoyada sobre el respaldo de la silla que debe estar paralelo a la mesa, sin aproximar mucho la cabeza a la hoja (ubicarse a 25 o 30 cm.) y evitar mover el papel continuamente.
Un buen agarre del lápiz: el lápiz debe reposar sobre el dedo pulgar y sostenerlo utilizando los dedos pulgar, índice y medio sin presionar demasiado. Este es un error muy frecuente que impide que los trazos sean suaves y armoniosos. Tampoco poner los dedos muy separados de la punta del lápiz, puesto que no podrán controlar su escritura. Deben ir a una distancia aproximada de 2 a 3 cm. de la hoja.
Ejercicios de coordinación y relajación: hacer que los niños se toquen las yemas de los dedos con el dedo pulgar, primero empezando por el índice y luego por el meñique. Incluso pueden probar con los ojos cerrados.
Practicar la motricididad fina: deja que juegue con arcilla, plastilina, a ensartar objetos, con palillos, alinear fichas de dominó y cualquier tipo de actividades que fomenten el agarre de pinza.
Juegos que refuercen manos y brazos: jugar con pelotas de mano o cualquier tipo de juegos que fomenten la coordinación ojo-mano.
Practicar la caligrafía jugando: no tiene sentido hacer cuadernos de caligrafía como una tarea mecanizada porque acabará detestándolo. Hazlo como un juego, que escriba su nombre y el de sus amigos con diferentes caligrafías, que copie una canción que le guste, díctale la lista de la compra limitándole el espacio con cajas de texto o renglones...
Consultar con un especialista: si una vez afianzada la escritura y a pesar de intentar mejorar en casa y en el cole, la mala letra se mantiene en el tiempo es preferible consultar con un especialista para determinar si pudiera haber detrás algún otro tipo de problema.
En Bebés y más | Dificultades de los niños para aprender a leer y escribir