Uno de los artículos para bebés más usados, pero también más controvertidos son los andadores, también llamados taca-taca o andaderas. Nos referimos a los que son una especie de mesa con ruedas y un asiento donde se coloca al bebé de tal forma que sus pies tocan el suelo.
Pero, ¿por qué los andadores no son buenos para los bebés? Muchos pediatras no recomiendan su uso, no solamente porque son inútiles para enseñar a caminar, sino que además son peligrosos.
La mayoría de los padres tienen la impresión de que un andador mantendrá al bebé entretenido de forma segura mientras ellos hacen otras tareas, o que ayudará al bebé a aprender a caminar. Pero no es así. En realidad, los andadores impiden que aprendan a caminar por ellos mismos, mientras que los expone a un mayor riesgo de lesiones.
No enseñan a caminar
Los bebés aprenden primero a sentarse, luego a arrastrarse, luego gatean (algunos) y más tarde comienza a ponerse de pie y caminar. Todo este proceso va acompañado de un desarrollo cognitivo que no se puede forzar.
Cada niño tiene su propio ritmo y da cada paso cuando está preparado para hacerlo. El bebé no se pondrá de pie si su madurez mental no está acorde a esa capacidad física.
Por tanto, colocar al bebé en un andador cuando todavía no sabe caminar hace que su mente no sea capaz de reaccionar a ese movimiento. No está en concordancia lo que hacen sus piernas con su desarrollo mental, no puede coordinar los movimientos.
Al comenzar a andar por sí mismo, va incorporando las primeras nociones espaciales de su propio cuerpo con respecto al entorno, pero en el andador ni siquiera es consciente del espacio. Impide que el niño pueda ver sus propios pies en movimiento, lo cual altera su relación con el espacio.
A medida que el bebé aprende a gatear y a desplazarse por sí mismo alcanza y manipula objetos, favoreciendo el desarrollo de cualidades táctiles, olfativas, visuales. Al estar en un andador, el niño no puede alcanzar por sí mismo objetos del suelo, privándolo de esas experiencias importantes para su desarrollo.
La Asociación Española de Pediatría es contundente respecto al uso del andador diciendo que "el mejor andador es el que no se usa".
Por su parte, la Asociación Americana de Pediatría pide prohibir su fabricación y venta por el gran número de lesiones que provoca.
No es una postura natural
Una revisión de estudios publicada en 2017 concluyó que no puede demostrarse que el uso del andador sea negativo, pero no tiene ningún efecto beneficioso sobre el aprendizaje de la marcha.
"La evidencia contra el andador para bebés no es suficiente con respecto a su efecto negativo en el desarrollo infantil. Los datos actuales disponibles no son suficientes para prohibir el uso de andadores; sin embargo, su uso no sugiere ninguna ventaja en el desarrollo infantil".
No está demostrado que el uso del andador o taca-taca provoque alteraciones en los pies, piernas o caderas. Sin embargo, la postura que adopta el bebé, con las piernas separadas y estando erguido cuando aún no está preparado para estarlo, no es natural. Al no ser natural, provoca posturas y movimientos forzados.
Además, obliga al niño a caminar "de puntillas", hábito que luego pueden mantener al aprender a andar solos.
También puede hacer que el bebé pase directamente a la etapa de andar y se se salte la etapa del gateo, una fase muy importante para su desarrollo psicomotor. Gateando se consigue fortalecer el eje de las caderas y el eje de los hombros, tonificando los músculos que luego le ayudarán a mantenerse erguido y caminar.
Los andadores son peligrosos
El principal problema del uso del andador es que están relacionados con graves accidentes en los más pequeños.
Dos características de los andadores los hacen particularmente peligrosos. Por un lado, aumentan la movilidad del niño, y llegan a alcanzar una velocidad peligrosa, exponiéndoles a un mayor riesgo de caídas por las escaleras o desde alturas, volcar en suelos irregulares o chocar contra muebles u objetos.
Por otro lado, hace que el bebé tenga una altura elevada, permitiéndole alcanzar cosas con las que podría hacerse daño, como electrodomésticos, bebidas calientes o productos químicos.
Los niños que utilizan un andador tienen el doble de riesgo de sufrir un golpe en la cabeza que los que no lo usan y dos veces más posibilidades de fracturas en brazos y piernas.
Las probabilidades aumentan por cuatro cuando hablamos de caídas por las escaleras, además de una mayor exposición a quemaduras, intoxicaciones y heridas con objetos punzantes.
¿Tan grave es?
Muchos pediatras y especialistas lo desaconsejan por todo lo que hemos mencionado antes, pero lo cierto es que se siguen vendiendo, excepto en algunos países como Canadá, donde han sido prohibidos. La Unión Europea también advierte sobre el perjuicio de los andadores para la seguridad infantil, pero no ha dado el paso de prohibirlos.
Seguro que muchos lo consideraréis exagerado, pues "mi bebé lo usa y le encanta", "no le ha pasado nada" y "aprendió a andar perfectamente". Pero según la AEP, "si el andador aumenta la probabilidad de los accidentes en lactantes, y además no favorecen su desarrollo psicomotor, no hay ningún argumento válido para seguir usándolos".
Probablemente no le pasará nada si el bebé usa el andador con moderación y control para prevenir accidentes, pero también es probable que sí, y la verdad es que es un artículo perfectamente prescindible.
En cambio, pueden utilizarse otros juguetes que sí son seguros como las mesas de actividades sin ruedas, donde los bebés pueden ponerse de pie cuando estén preparados para ello. Aún así, si vais a comprar un andador, aseguraros de que sean más anchos que una puerta e incluyan un freno para evitar caídas por las escaleras..
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