Hay niños que empiezan a caminar más tarde que otros niños, y algunos lo hacen incluso bastante más tarde que otros, pese a que no exista ningún problema médico que motive este “retraso” (entrecomillo porque no tiene por qué ser realmente un retraso, sino que puede ser simplemente que va más despacio).
Esto puede generar un poco de preocupación en los padres y por eso podría ser interesante explicar las siete razones más habituales que hacen que algunos niños tarden más tiempo en echar a andar.
1. Es más lento a la hora de hacer los progresos del desarrollo
No existen reglas exactas que digan cuándo tiene que caminar un bebé, y muestra de ello es que algunos bebés de 10 meses caminan perfectamente cuando otros no lo hacen hasta los 15 o los 18 meses.
Si nuestro hijo fue un poco lento para darse la vuelta, si aún estaba tumbado cuando otros ya estaban sentados y si apenas se movía del sitio cuando otros ya gateaban, lo más probable es que sea perfectamente normal que tarde en caminar más que los niños de su edad. Es más, probablemente es lo más lógico, simplemente porque su ritmo es un poco diferente. Lo único que hay que observar es que ese proceso no sea demasiado lento, básicamente por si hay que descartar algún tipo de trastorno.
2. Es más tranquilo que los demás bebés
Hay bebés que son tranquilos, muy tranquilos en general, que pueden llegar a pasar horas sentados sin decir ni mú, que juegan sentados o tumbados en un mismo sitio, que si no llegan a un juguete se conforman con el que tienen más cerca y que, por lógica, empezarán a hacerlo todo más tarde. No es que haya un problema en realidad, sino que simplemente harán lo mismo, pero más tarde, porque no tienen prisa ni necesidad de hacerlo antes.
3. Es un bebé muy precavido
La precaución es una característica de las personas que suele ir ligada con las experiencias vividas y con el carácter. Centrándonos en la manera de ser de cada niño, hay algunos que son auténticos kamikazes, que cuando no saben caminar se sueltan a hacerlo, que cuando no saben gatear, se tiran al suelo y que cuando no saben bajar de la cama, lo hacen de casi de cabeza.
Otros niños, en cambio, son más precavidos. No saltan un escaloncito porque no se atreven y se sientan primero para luego bajar los pies hasta que tocan el suelo, gatean solo por zonas que consideran seguras, caminan pegaditos a la pared, como si fueran Spiderman, porque así van encontrando muebles en los que agarrarse y, si por alguna casualidad se acaban encontrando de pie, sin agarre posible, prefieren agacharse y gatear antes que dar el primer paso.
Estos niños suelen tardar más en empezar a andar, pero tienen la ventaja de que se dan muy pocos golpes, porque cuando lo hacen tienen la fuerza suficiente y el equilibrio necesario para hacerlo.
4. Cuando lo intentó se llevó un buen susto
Ligado con lo comentado en el punto anterior, algunos de los bebés atrevidos suelen intentar caminar antes de estar preparados, cayendo al suelo si no estamos cerca para frenar la caída. Si esta caída fue fuerte, si se hizo mucho daño o se asustó demasiado, es posible que la mala experiencia le hiciera coger miedo y que entre de golpe en el grupo de niños precavidos: "lo intenté, salió mal, ya no me arriesgo más... cuando vea que puedo hacerlo con seguridad volveré a hacerlo. Hasta entonces, me niego".
5. Su anatomía no ayuda
Es posible que haya niños cuya anatomía no ayude a que sean de los primeros en caminar. Si pesan mucho o si su alta estatura llega a afectar al equilibrio de los niños podría suceder que tardaran más tiempo en dar los primeros pasos. No hay que hacer nada especial porque es cuestión de tiempo que desarrollen más su sentido del equilibrio.
6. Alguien le dio la mano para que empezara a andar
Sucede a veces que los padres y madres, con toda la buena intención del mundo, ven que su hija está a puntito de andar y en vez de dejarle que de el primer paso deciden ayudarle dándole la manita. En ese momento el bebé empieza a andar aprovechando el punto de soporte que le ayuda a mantener el equilibrio, que no es otro que la mano que le sujeta desde arriba.
Si le gusta el tema y lo acaba utilizando como medio de transporte es posible que deje de gatear y simplemente llame a mamá o a papá cada vez que se quiera desplazar de un lado a otro, para que le den la mano y le ayuden a ir allá donde quieren.
Esto hace que el bebé ya no sea autónomo, que busque siempre ese apoyo que necesita y que no busque por sí mismo el punto de equilibrio y la fuerza necesarias para caminar por cuenta propia.
7. Es un experto en gatear
Puede suceder también que un bebé sea un auténtico experto gateando y que lo haga tan bien y tan rápido que no vea ventaja alguna a caminar despacito. Si gateando ya ha encontrado la manera de llegar donde quiere y lo hace rápidamente, a la vez que de manera segura, no tiene demasiado sentido para él ponerse de pie, caminar despacio y caerte cada pocos pasos.
Resumiendo
Hay muchas cosas que pueden hacer que un niño camine más tarde que los demás. Lo importante es saber que la mayoría de veces es algo normal y tener en cuenta que, si tarda demasiado en echar los primeros pasos (tiene más de 18 meses, por ejemplo, y no camina), podría ser interesante valorar si pudiera haber algún problema a nivel psicomotor, a nivel del desarrollo o a nivel nutricional (una anemia, por ejemplo, puede hacer que el desarrollo psicomotor se vea afectado).