Su filosofía está basada en la comunicación y el juego, no se hacen fichas ni filas. Los pequeños eligen las actividades y tienen a su disposición todo tipo de materiales lúdicos y educativos. Los adultos los acompañan y cuidan, protegiendo pero no juzgando, enseñando los límites de una convivencia agradable para todos. Estar al aire libre forma parte fundamental del día a día en un espacio cuidado y natural.
Yo, si viviese cerca y estuviera planteándome llevar a mi niño pequeño a una guardería o escuelita, acudiría a conocer un modo hermoso y diferente de enfocar los primeros años escolares. Creo que no os arrepentireis.
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