La formación de los maestros está en entredicho en España. Según la conferencia de rectores (CRUE) en su penúltimo informe 'La universidad en cifras', sobran graduados en Educación. De hecho, las universidades públicas y privadas ofrecen un 50,5% más de plazas que los puestos de trabajo que se crean y acceder a estos estudios es relativamente sencillo.
La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, presentó ayer las líneas maestras de su política en la Comisión de Educación, donde ha afirmado que el Gobierno ya ha comenzado a estudiar la formación inicial de los docentes en todas las etapas educativas obligatorias, tanto los grados de Educación Infantil y Primaria, como el Máster de Formación del Profesorado de Secundaria, para garantizar las competencias que requiere enseñar en *"una escuela inclusiva”.
Para elevar la calidad de la enseñanza, pretende "evaluar el desempeño" de los docentes, revisar la formación universitaria que reciben los nuevos profesores y ofrecer un año de prácticas tuteladas antes de que se pongan a dar clase.
Pero hay muchas más novedades previstas en materia de becas, contenido de los currículos, educación infantil... además de la nueva ley de educación.
Cambios en la formación de los docentes
Actualmente los aspirantes a maestro deben realizar solo entre tres y cinco semanas por curso de prácticas, mientras que para los que cursan el máster en formación del profesorado, obligatorio para dar clase en secundaria, suponen 12 de 60 créditos.
La ministra apuesta ahora porque:
“La mejora de la formación práctica de nuestros futuros enseñantes se traducirá en la propuesta de un año de práctica tutelada que permitirá incorporarse a los nuevos docentes a su tarea con las garantías de una adecuada supervisión”.
Celaá ha explicado que trabaja en el diseño de "un proceso de inducción", una especie de MIR, pero que a diferencia del de los médicos no implique unas pruebas de ámbito nacional iguales para todas las autonomías ni es gestionado por el Estado.
Pero sí ha asegurado que busca "mejorar la formación práctica de los futuros profesores" y para ello trabaja, en colaboración con las comunidades autónomas en un cambio de la formación inicial y permanente, el acceso a la profesión y el desarrollo de la carrera docente.
Gobierno tras gobierno se habla de la necesidad de un cambio que garantice la mejora de la profesión, aunque aún no está claro cómo hacerlo. Hoy en día es suficiente con sacar un cinco en la media de la prueba de acceso a la universidad y Bachillerato para poder cursar el Grado en Educación y dar clase de Educación Infantil o Primaria.
Para Secundaria, además de la licenciatura (normalmente en la materia que se quiere impartir), es necesario superar un máster en formación del profesorado, un posgrado obligatorio, de 1.500 horas entre teoría y prácticas.
Cataluña es la única comunidad que cuenta con una criba previa llamada 'Pruebas de Aptitud Personal (PAP)' que deben superar quienes aspiren a impartir clase en las etapas de Educación Infantil y Primaria. Un 41% de los aspirantes suspenden cada año este examen, que evalúa competencia matemática y comprensión lectora. A partir del próximo curso, será obligatoria esta prueba también en Baleares.
Formación permanente y revisión de las oposiciones
Celaá también quiere evaluar el desempeño de los profesores cuando ya están dando clase. A los profesores en ejercicio sólo se les evalúa para convertirse en directores o salir al extranjero, aunque previamente han sido examinados en las oposiciones para entrar en la carrera.
Esto se llevará a cabo en una segunda fase y será sometido a debate para encontrar la mejor solución.
Además, también entonces se hará una "revisión" del proceso de acceso a la función pública docente, aunque no ha concretado si se limitará a cambiar los temarios o habrá una modificación más profunda.
Y en su adaptación de la enseñanza al siglo XXI, la ministra ha adelantado la intención de ofrecer permisos retribuidos a los docentes para hacer estancias profesionales en centros europeos. Esta práctica es muy frecuente en la universidad, pero está poco generalizada en colegios e institutos.
Más cambios previstos en la educación de nuestros hijos
Esta reforma de la formación de los profesores estará recogida en la nueva ley de educación, Lomloe, que derogará a la Lomce y que se convertirá, según la ministra, en "el primer proyecto de ley de este Gobierno".
Pero habrá más novedades en materia de educación:
Cambiará los currículos para que estén más basados en competencias y sean "menos memorísticos".
Se impondrá una asignatura de Valores Cívicos y Éticos que tendrán que cursar todos los alumnos.
Se universalizará la gratuidad de la educación de 0 a 3 años.
Se modernizará la FP con dos leyes 'ad hoc'.
Se incidirá en la formación en un pensamiento crítico para abordar los problemas de las nuevas tecnologías.
Habrá una reforma del sistema de becas, donde las ayudas se paguen antes, no exista una cuantía variable y sea suficiente una nota de un 5 tanto para los universitarios como para los alumnos de Bachillerato y FP para acceder a todas las ayudas.
¿Y tú qué opinas? ¿Estás satisfecho con la educación que tus hijos reciben en el colegio? ¿Crees que la formación de sus profesores es buena o fallan en competencias en comparación con profesores de otros países europeos? En Finlandia, por ejemplo, a cada plaza de estudiante de Educación se presentan nueve candidatos. Se evalúa el expediente y hay una exigente prueba de acceso. Además, deben pasar una entrevista y una práctica.
Por si aún tienes dudas, quédate con esta cifra: nuestros aspirantes a maestros aprueban casi todas las asignaturas: el 89,6% de los créditos, frente al 78,6% de media en los grados. Eso significa que todos tienen mucha vocación (que los hay y son magníficos profesores de nuestros hijos) o es que simplemente son más sencillas las asignaturas de quienes están encargados de formar a las generaciones futuras.
Como profesora que he sido de Educación Secundaria en un instituto público os aseguro que sí necesitamos una reforma. Es cierto que hay muchos compañeros implicados que viven por y para sus alumnos, se forman constantemente y buscan cómo actualizar sus clases, pero también hay otros que imparten clases porque es "un trabajo fijo" y ni siquiera se esfuerzan en aprender a meter las notas de los alumnos o sus faltas de asistencia en un programa de ordenador.
Pero es mi opinión personal: cada uno es libre de pensar lo que quiera.
Vía | El Mundo
Fotos | iStock
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