Hace unos días llegó a los medios una información muy preocupante que, aunque nuestros hijos no estén en edad escolar todavía, creo que es de merecido análisis. La Unión Europea ha admitido su suspenso en Educación. Y eso, es importantísimo que se analice para mejorar un sistema que está fracasando y que va a arrastrar a los que ahora son pequeños si no se hace nada para cambiarlo.
Hace diez años la Unión Europea se marcó unos objetivos mínimos que debía cumplir para el 2010 en materia educativa. Hoy se debe admitir que no van a cumplirlos ni por asomo. El pasado miércoles el Comisario de Educación de la Unión Europea, Maros Sefcovic, presentó a la Comisión Europea los resultados de un informe, que evalúa la situación actual en materia educativa en los países de la UE.
No ha habido un avance significativo en competencias escolares, ni en tasas de abandono, ni en número de titulados ni en cosas tan básicas como el alto número de analfabetos funcionales que sigue produciendo el sistema. Tampoco ha aumentado lo necesario la dotación presupuestaria. La nota es un suspenso en Educación.
La situación de la Educación en España
En España la situación es francamente desoladora: un 32 por ciento de los alumnos no llegan a terminar la educación obligatoria y un 25 por ciento ni siquera consigue la normal comprensión lectora exigible. Si a esto sumamos problemas adicionales como el acoso en la escuela o la desatención a los alumnos con necesidades educativas especiales, es para ponerse a temblar.
Pero ante cifras tan preocupantes y que los propios gobiernos admiten nos queda reflexionar sobre como puede lograrse que la educación sea efectiva y proporcione a los niños cultura, habilidades, competencias, capacidad de crítica, decisión, interés, amor al aprendizaje y respeto por los demás.
El sistema educativo
A nuestros hijos las circunstancias de la sociedad nos obligan a que sean educados y pasen muchas horas al día en guarderías desde bebés.
Luego, en la educación infantil, en vez de potenciarse el juego libre y la experimentación, se incide en la necesidad de hacer fichas como fórmula para que adquieran supuestas competencias necesarias y son evaluados por la realización de dichos ejercicios repetitivos y poco creativos.
En Primaria, cuando la necesidad de movimiento y descubrimiento natural sigue siendo muy intenso, las clases son cerradas, se les exige silencio y atención valorando la capacidad de repetición autómata de textos y datos elegidos según un criterio siempre externo. Apenas tienen tiempo libre, pues, además de las cinco o seis horas de clase, deben hacer deberes, estudiar en casa o acudir a extraescolares.
Las necesidades evolutivas naturales de los niños son ignoradas en base a unos conocimientos obligatorios que se intenta transmitirles a pesar de su hastío o desinterés.
Todo esto podría tener un sentido, aunque yo lo considere un error, si al menos tuviera éxito, pero la realidad es que siguen repitiendo resultados educativos y sociales muy alejados de lo deseado.
Posibles soluciones
Mejorar esto supondría un esfuerzo presupuestario y sobre todo un cambio de mentalidad en los que deciden los modelos educativos. La solución que yo considero que debe intentarse es reducir el número de alumnos por clase, respetar realmente los ritmos de aprendizaje de cada niño individualmente, potenciar la posibilidad de que los niños aprendan movidos por sus propios intereses y respetar sus necesidades evolutivas y emocionales desde pequeñitos.
Sin embargo los modelos que se nos proponen más bien refuerzan los errores: más horas de clases, adelantar cada vez más la introducción a la lectoescritura y la aritmética no material, y sobre todo adelantar la edad de escolarización efectiva.
Hace unos días Armando se hacía eco de la opinión de la Dra. Eulàlia Torras, que afirma que "la guardería puede frenar el desarrollo de los bebés". Parece que comienza a materializarse un movimiento entre algunos expertos que defienden que la conciliación laboral y familiar tenga como prioridad buscar fórmulas que permitan a los bebés ser atendidos por sus padres si estos lo desean, y que ya vimos en el anuncio de la creación de la Plataforma Más tiempo con los hijos.
Sin duda existen modelos mucho más exitosos en los que mirarse: el sistema finlandés, que es el que mejores resultados obtiene, o las pedagogías Waldorf o Montessori que proponen modelos mucho más respetuosos con las necesidades evolutivas, cognitivas y biológicas.
Yo creo que solamente un cambio de modelo puede evitar que este suspenso en Educación se convierta en permanente. ¿Qué pensáis vosotros?
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