El tema del falso embarazo siempre me ha llamado mucho la atención, pues es un trastorno sobre el que se han hecho estudios para llegar a comprenderlo de forma total, pero hasta los propios médicos se sorprenden.
Son casos en los que no sólo la mujer está completamente convencida de que está embarazada, que su bebé se mueve dentro de ella, sino que también tiene todos los síntomas de una mujer en gestación como ausencia de la regla, náuseas, aumento de los pechos y aumento de la tripa.
Incluso algunas pacientes llegan a dar positivo en las pruebas de embarazo y sienten las contracciones de parto. Sobre esto, hay en el artículo una anécdota sorprendente sobre un joven pediatra y una supuesta parturienta.
O sea, tanto el estado físico como emocional de la mujer es exactamente igual que en el caso de cualquier embarazada real, pero con la diferencia (pequeño detalle) de que no hay bebé.
Las únicas excepciones, según explica un experto, son tres: no se oye el latido del feto, no se ve al feto con ultrasonidos, y no hay parto. Por lo demás, igualito a un embarazo verdadero.
Científicamente, se la llama pseudociesis (pseudo=falso, ciesis=embarazo), se da en uno a seis de cada 22.000 nacimientos, y sobre sus causas hay varias teorías.
La mayoría pertenecen al campo psicológico. Creen que se da en mujeres con deseos desesperados de convertirse en madres, o en mujeres que quieren participar activamente en el embarazo de un ser cercano. No se pierdan en el artículo el caso de la suegra que se embarazó imaginariamente a la vez que la mujer de su hijo.
Hay estudios recientes que también vinculan un aspecto hormonal. Se cree que la mente de la mujer trastornada envía señales a su propio cuerpo que estimulan la producción elevada de hormonas como los estrógenos y la prolactina, en niveles que sólo se dan en una gestación, lo que explica los síntomas de embarazo.
Se cree que no es un fenómeno ligado a épocas y culturas, pues se registran casos desde la Grecia antigua.
Lo cierto es que han pasado miles de años y es un fenómeno que aún deja atónitos a los propios médicos.
Aún queda mucho por investigar sobre el apasionante origen de los falsos embarazos.
Recomiendo que se tomen tres minutos para leer el reportaje completo de El País.
Vía | El País Ilustración | Javier Pastor