Este trastorno puede ser congénito o por motivos varios como un desgarro del cuello del útero en un parto anterior o una intervención quirúrgica previa.
Esta anomalía suele manifestarse a partir de la 8ª o 10ª semana del embarazo mediante un tacto vaginal o una ecografía, donde se percibe un cuello uterino más dilatado de lo normal. Los síntomas pueden pasar desapercibidos, pues la mujer no suele sentir dolor ni contracciones cuando el cuello empieza a dilatar, el síntoma más común es la rotura de la bolsa amniótica. El cerclaje uterino es el tratamiento que se realiza ante una incompetencia cervical, es una sencilla intervención quirúrgica con la que se cierra el cuello uterino y se evita la dilatación antes de que corresponda.
Esta operación se suele realizar entre la semana 10 y 14 del embarazo y precisa de un día de ingreso en el hospital, después se puede realizar una vida normal. Hacia la semana 38 o cuando haya señales de que el parto se ha iniciado, se retira la sutura que ha mantenido cerrado el cuello del útero.
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