El consumo del alcohol en el embarazo está tan extendido y normalizado, que incluso en el embarazo hay quienes creen que por una copita al día no pasa nada. Y claro, tampoco ayudan publicaciones como un libro escrito por una economista estadounidense quien se puso a recopilar algunos estudios y difunde tranquilamente que es "bastante seguro beber una copa de vino al día desde el segundo trimestre de embarazo".
Esto no es así. Los estudios dejan bien claro que no hay una cantidad segura de alcohol en el embarazo y de ahí que las recomendaciones de los médicos y organizaciones como la OMS y los Centros para el control y la prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC) sea: si esperas un bebé, ni una gota.
Un polémico libro sobre creencias populares
Según leemos en un artículo publicado por El País, el libro se titula ‘Expecting Better’ (que podría traducirse en "Esperando mejor" editado por Penguin Books), y fue escrito por Emily Oster, una economista estadounidense de la Universidad de Brown, especializada en compactación de datos relacionados con la salud.
Estando embarazada decidió ella misma recopilar los datos de los estudios publicados desde los años ochenta relacionados con la gestación. En su libro, según el artículo, desmonta "creencias tradicionales en torno al embarazo" como, además de lo del alcohol, que se puede tomar café y comer pescado crudo con tranquilidad y que el reposo en cama para evitar un parto prematuro no tiene mucha base. Luego escribió un segundo libro sobre los tópicos en la crianza de los hijos, pero eso es otra historia.
Hay cuestiones que se podrían discutir, desde luego hay muchas creencias que no son ciertas y se siguen repitiendo a pies juntillas. Pero lo que no tiene discusión es que ni el alcohol ni consumir pescado crudo son seguros en el embarazo. Sobre el primero hablaremos a continuación y sobre el pescado, solo decir que el anisakis es un parásito que puede tener el pescado crudo y puede provocar intoxicaciones o infecciones.
El alcohol daña al bebé
Lo que bebe la madre, atraviesa la placenta y le llega al bebé , pero es triste que haya tan poca conciencia sobre ello.
Svetlana Popova, científica del Centro de Toxicomanía y Salud Mental (CAMH) de Toronto (Canadá) y profesora asociada en la Escuela Dalla Lana de Salud Pública y en la Facultad de Trabajo Social Factor Inwentash (FIFSW) de la Universidad de Toronto, en una entrevista publicada por la OMS y asegura que:
"Estimamos que, a nivel mundial, una de cada 10 mujeres como promedio consume alcohol durante el embarazo, y el 20% de estas mujeres bebe compulsivamente, lo que significa que consumen cuatro bebidas alcohólicas o más en cada ocasión.
Beber compulsivamente es una causa directa de síndrome alcohólico fetal o TEAF (trastorno del espectro del alcoholismo fetal). Estas conclusiones son alarmantes, ya que la mitad de los embarazos en los países desarrollados y más del 80% en los países en desarrollo no son planeados. Esto significa que muchas mujeres no se dan cuenta de que están embarazadas durante las primeras fases de la gestación y siguen bebiendo".
Por más pequeña que sea la cantidad consumida, la placenta no filtra el alcohol que consume la madre. El consumo de alcohol en el embarazo es una de las causas más frecuentes de retraso mental y también está relacionado con otros riesgos para el desarrollo como malformaciones, retraso del crecimiento, bajo peso, problemas de aprendizaje, y en consumos importantes durante el embarazo bebés que nacen con síndrome alcohólico fetal.
Y añade la experta:
"En algunos países la prevalencia de TEAF (trastorno del espectro del alcoholismo fetal) puede ser superior a la de algunos defectos congénitos comunes como la anencefalia, el síndrome de Down, la espina bífida y la trisomía 18".
Es decir, se compara con los defectos congénitos, siendo incluso superior en algunos países, como efecto de algo completamente evitable con una sencilla prevención: no beber alcohol.
En el Reino Unido, uno de los países más afectados por este problema, se mantenían las directrices gubernamentales que recomendaban a las embarazadas un máximo de dos copas por semana, pero estas han cambiado a la luz de las nuevas investigaciones. Las conclusiones son claras también sobre lo que se conoce como consumo moderado:
"La evidencia sobre los efectos de beber hasta 32 gramos semanales de alcohol es escasa. Sin embargo, y dado que existen algunas evidencias de que incluso el consumo prenatal de pequeñas cantidades de alcohol se asocia con un menor peso del bebé al nacer y con los partos prematuros, debe recomendarse la abstención como principio de precaución".
Más conciencia y menos bulos
Debería haber en la sociedad mayor conciencia sobre los riesgos del consumo de alcohol en general, y especialmente en el embarazo. El alcohol causa daños psicológicos y neurológicos a largo plazo en el sistema nervioso, y toda la información al alcance de las embarazadas debería ser consistente en ese sentido, sin dar lugar a confusiones ni medias tintas. Es una etapa en la que el bebé está en formación y es muy importante protegerle de sustancias nocivas que puedan afectar su desarrollo.
Cada organismo es diferente, y lo que en una mujer embarazada puede no hacer nada, en otra puede tener graves consecuencias. No existe una cantidad mínima de alcohol que pueda considerarse segura, así que, si estás embarazada, la cantidad recomendada de alcohol es cero.
Incluso si estás buscando quedar embarazada, tanto tú como tu pareja deberían seguir la misma recomendación. Los CDC (Centros para el control y la Prevención de Enfermedades) de los Estados Unidos extienden esta recomendación a todas las mujeres en edad fértil que no usen anticonceptivos puesto que beber alcohol durante las primeras semanas, cuando aún la mujer no sabe si está embarazada, también supone un riesgo para el feto.
En las redes, las reacciones al artículo no se hicieron esperar. Profesionales de la salud como Julio Basulto o Lucía Mi Pediatra salieron a desmentir lo que se defiende en el libro, porque no es ningún tópico que haya que desmontar. Es ciencia y negarlo puede poner en riesgo muchos embarazos.