Hay que recordar que las ecografías no producen ningún daño en el bebé ni en la madre, el riesgo está en las radiaciones que emiten los métodos de diagnóstico médico a través de rayos X y tomografía computarizada (TAC), una prueba que emite el doble de radiación que los rayos X.
Las radiografías y los TAC, aunque liberen una radiación baja, pueden llegar a dañar el desarrollo del feto, especialmente en las primeras semanas de gestación. El problema es que muchas veces la mujer ignora que está embarazada y justamente es entre las semana 2 y 15 del embarazo cuando los bebés son más sensibles a la radiación.
La Sociedad Norteamericana de Radiología alertó sobre el abuso de exámenes radiológicos a los que se somete a las mujeres embarazadas.
Reflexionaron sobre las conclusiones del estudio que reveló que aumentaron en un 121% en los últimos diez años, sobre todo los TAC.
Aunque las pruebas sean realizadas en zonas del cuerpo alejadas del útero, las radiaciones pueden igualmente afectar al feto.
Las consecuencias pueden ser graves. Retraso del crecimiento, malformaciones, daños neurológicos y cáncer son algunos de los trastornos que puede causar la exposición elevada a las radiaciones.
Los especialistas recomendaron evitar absolutamente este tipo de pruebas durante la gestación, justificadas únicamente en casos extremos en los que la madre padezca algún trastorno grave.
Así, si trabajas en un área de la medicina en la que estés sometida a esta clase de radiaciones, deberías tomar las medidas de prevención necesarias ante la mínima posibilidad de embarazo.