Un profesor de Harvard lo confirma: el aislamiento social mata incluso más que la soledad

Un profesor de Harvard lo confirma: el aislamiento social mata incluso más que la soledad
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Para tener una vida feliz, larga y plena no solo es importante llevar una alimentación saludable y cuidarnos físicamente; también es fundamental nuestra actitud y forma de pensar. En este sentido, son varios los estudios de Harvard que han determinado las claves de la longevidad y la felicidad, así como los aspectos que nos alejan de ello.

Recientemente, una investigación llevada a cabo en Estados Unidos y liderada por el profesor de Epidemiología de Harvard, Tyler VanderWeele, ha determinado un nuevo y poderoso enemigo de la longevidad y la salud física y mental: el aislamiento social.

Según el estudio, las personas socialmente aisladas tienen hasta un 75% más de probabilidades de morir en los próximos cuatro años, y las personas que se sienten solas hasta un 40%. Estos impactantes datos ponen el foco en la necesidad de entender y abordar ambos problemas por separado, dado el creciente aumento de personas que afirman sentirse solas y/o aisladas.

No, soledad y aislamiento social no son lo mismo, y sus efectos también difieren

Para la investigación del profesor VanderWeele y su equipo se utilizaron datos del Estudio de Salud y Jubilación en el que participaron 13.752 personas (59% mujeres y 41% hombres) con edades comprendidas entre los 57 y los 77 años. Durante los cuatro años que duró el estudio se evaluaron las situaciones de aislamiento social y soledad de los participantes, y se asociaron con cambios producidos en la salud física, conductual y psicosocial. Se tuvieron en cuenta también otros factores individuales como los antecedentes de relaciones previas, aspectos psicológicos, demográficos y de salud.

Este enfoque holístico permitió a los investigadores comprender de una manera más profunda cómo el aislamiento social y la soledad tienen diferentes impactos en la salud y el bienestar de las personas.

Aislamiento social y soledad, dos problemas independientes. Aunque a menudo se tratan indistintamente ambos conceptos, el profesor VanderWeele deja claro en su estudio y en esta entrevista publicada en The Harvard Gazette, que soledad y aislamiento social son lo mismo.

El aislamiento social hace referencia al tiempo que una persona pasa con familiares y amigos, así como a su grado de implicación en la vida comunitaria. Por su parte, la soledad se vincula al sentimiento subjetivo que tiene una persona cuando se relaciona con otras ("¿satisfacen las relaciones sociales mi necesidades de amor y pertenencia por parte de mi comunidad?").

Aislamiento social: 75% más de probabilidades de morir y efectos sobre la salud física. Los resultados del estudio identificaron el aislamiento social con un 75% más de probabilidades de morir en un plazo de cuatro años. Además, se reveló como el factor más crítico para la salud física de las personas y las limitaciones de la función física.

En cuanto a la salud mental, el aislamiento social también impacta negativamente, aunque de una forma menos acusada que la soledad. Según  los datos, las personas socialmente aisladas tienen un 35% más de probabilidades de padecer depresión que el resto de personas.

Soledad: 40% más de probabilidades de morir y efectos sobre la salud mental. El estudio ha revelado que las personas que se sienten solas tienen aproximadamente un 40% más de probabilidades de morir en los siguientes cuatro años, además de sufrir más problemas de salud mental y depresión.

En concreto, tienen 21 veces más riesgo de padecer depresión que las que están socialmente aisladas. Lo mismo sucede con el propósito en la vida, una percepción individual que cuando falta se asocia a un mayor riesgo de tristeza, ansiedad y emociones negativas. El estudio ha determinado que las personas solas tienen el doble de probabilidades que las socialmente aisladas de sufrir las consecuencias de una falta de propósito vital.

Soledad y aislamiento social se retroalimentan. Pero aunque la soledad y el aislamiento social sean dos cuestiones diferentes, los investigadores han descubierto un aspecto intrigante: la relación bidireccional entre ellas.

En este sentido, se ha visto que la soledad puede impulsar a las personas a retirarse más de la comunidad, mientras que el aislamiento social tiende a intensificar la sensación de soledad.

Tal vez no resulte sorprendente que si estás socialmente aislado, es probable que te sientas más solo. Eso tiene sentido. Lo que quizás sea más sorprendente es que cuando te sientes solo, con el tiempo tenderás a aislarte más socialmente.
De manera un tanto contraria a la intuición, cuando te sientes muy solo tiendes a retirarte más de la comunidad. La soledad puede hacer que  las relaciones con los demás te parezcan más amenazantes o peligrosas, o incluso hacerte sentir aún más solo al no encontrar la conexión que deseas - explica el profesor VanderWeele en esta entrevista.

La importancia de abordar de forma independiente dos problemas al alza

Puesto que ha quedado demostrado que la soledad y el aislamiento social impactan de distinta forma en la salud, felicidad y bienestar de las personas, se hace imprescindible abordar ambos problemas de una manera independiente

Pero además, urge hacerlo cuanto antes, pues el estudio pone de manifiesto que la soledad es un fenómeno creciente en Estados Unidos, y probablemente también lo sea en el resto de países desarrollados. No en vano, el 50 por ciento de los estadounidenses afirman sentirse solos.

Los investigadores creen que sería efectivo implementar soluciones a través de diversos sistemas a escala, incluyendo la atención médica. En este sentido, VanderWeele sugiere que para combatir la soledad, la terapia cognitivo-conductual se presenta como una intervención eficaz, mientras que para contrarrestar el aislamiento social, la construcción de comunidades y la interacción regular son fundamentales.

En resumen, abordar la soledad y el aislamiento social de manera independiente es esencial para promover una sociedad más saludable y conectada, especialmente entre la población adulta mayor. La implementación de intervenciones específicas y escalables emerge como una estrategia prometedora e innovadora para mejorar la calidad de vida en este grupo demográfico.

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