No es el primer caso que conocemos, aunque no por ello deja de sorprendernos: un bebé de 24 semanas de gestación ha sido sometido a una cirugía fetal intrauterina para corregir la espina bífida que le había sido diagnosticada.
Ha ocurrido en Reino Unido, y es la cuarta operación de estas características que se hace en el país, siendo las dos últimas el pasado verano. Tras el éxito de la intervención, llevada a cabo por cirujanos del University College London y del Great Ormond Street Hospital, se espera que el bebé continue la gestación dentro del útero materno hasta el próximo mes de abril.
Cirugía fetal intrauterina para corregir la espina bífida
Cuando a Bethon y a Kieron Simpson les dijeron que el bebé que esperaban venía con espina bífida, el mundo se les vino encima. Entre las posibilidades que les presentaron los médicos se encontraba la cirugía fetal intrauterina, una delicada técnica en la que el bebé es operado dentro del útero de su madre.
Tras las pruebas previas pertinentes, resonancias y escáneres, se autorizó la operación que tuvo como objetivo reparar la médula espinal del bebé.
La operación ha salido bien y se espera que la gestación continue hasta el próximo mes de abril, momento en que nacerá el bebé.
Según informan desde la web del University College London, la cirugía fetal ofrece mayores ventajas que las cirugías posnatales para los bebés con espina bífida, ya que se logra reparar el defecto en la columna vertebral y se impide que el daño en la médula espinal siga avanzando.
"El cierre de la espina bífida en el útero usando este método es una alternativa a la cirugía posnatal, y se ha demostrado que mejora los resultados a corto y medio plazo. Si bien ninguna intervención es totalmente curativa, en la cirugía fetal el defecto se cierra antes, lo que previene daño a la médula espinal en el último tercio del embarazo"
"El cierre prenatal se asocia con una reducción del 50% en la necesidad de la colocación de la derivación quirúrgica en el recién nacido, y una mejora significativa en la función motora a los 30 meses de edad" - explican los cirujanos.
Espina bífida en el bebé
Según datos de la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífica, casi dos de cada mil niños nace en nuestro país con espina bífida, un defecto congénito del tubo neural, que es un canal estrecho que se pliega y cierra entre la tercera y cuarta semana del embarazo para formar el cerebro y la médula espinal del bebé.
Cuando se da algún tipo de anomalía durante el proceso de formación, o el tubo neural no se cierra por completo, se pueden producir defectos en el cerebro, en la columna vertebral y en la médula espinal. En ocasiones, la espina bífida también va asociada a hidrocefalia, quedando afectado el sistema nervioso central, el aparato locomotor y el sistema genitourinario.
A día de hoy, la espina bífida no puede curarse, aunque sí se pueden minimizar las consecuencias de la malformación y mejorar la calidad de vida del niño. El primer paso es el cierre quirúrgico del defecto, no para restaurar el déficit neurológico sino para prevenir la infección del tejido nervioso y proteger a la médula, que está expuesta.
La operación suele realizarse unos días después del nacimiento del bebé, pero se ha demostrado que la cirugía fetal intrauterina reduce el riesgo de desarrollar discapacidades motoras e intelectuales. Sin embargo, se trata de una técnica muy delicada que no se lleva a cabo en todos los hospitales.
Se desconocen las causas que provocan la espina bífida, aunque se cree que puede ser una combinación de factores ambientales y genéticos. Tomar ácido fólico antes y durante el embarazo evita en un 70% la espina bífida, y también es efectivo para prevenir la anencefalia, el labio leporino y retrasos en el lenguaje del bebé.
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Vía | ABC