Placenta vieja o envejecida en el embarazo, ¿cómo afecta al bebé?

La placenta es un órgano que se forma durante el embarazo dentro del útero y que tiene la importante misión de nutrir al bebé y filtrar el exceso de deshechos que se van generando durante los meses de gestación.

La placenta tiene unos grados de madurez y ahora nos detendremos en cuándo se dice que una placenta está envejecida o hay placenta vieja o hipermadura.

La vida de la placenta

La placenta no tiene una vida ilimitada en sus funciones, sino que va evolucionando, madurando, y podría llegar a “envejecer”. La duración de la placenta en sus plenas funciones normalmente no acaba antes de que se produzca el parto.

Sin embargo, en algunas ocasiones en las que se supera la fecha prevista del parto o debido a ciertas anomalías puede darse el riesgo de que haya placenta vieja, de que este órgano haya envejecido y no pueda cumplir sus funciones plenamente.

Cuando la vida de la placenta culmina su funcionamiento se ve afectado y se forman unas calcificaciones, que en ocasiones se pueden aprecian en una ecografía. Pero éstas no siempre quieren decir que no esté funcionando bien o que no nutra al bebé, ya que la placenta puede seguir cumpliendo su función a pesar que se noten estas calcificaciones.

De todos modos, que una placenta envejezca es normal y les sucede a todas las mujeres que llevan un embarazo no prematuro. Hay distintos grados de envejecimiento y, ante el riesgo de que la placenta ya no esté cumpliendo bien sus funciones, el parto se retrasa y el bebé no se alimente como cabría esperar, los médicos pueden plantearse inducir el parto.

Hay algunos factores que podrían producir que la placenta envejeciera antes, como la hipertensión materna, enfermedades renales, vasculares o el síndrome antifosfolipídico, una enfermedad que afecta al sistema inmunológico y que provoca que el organismo materno cree anticuerpos que atacan a la placenta.

La placenta tiene la importante misión de nutrir al bebé

Es importante que tengamos un adecuado control prenatal que vigile el desarrollo del bebé, especialmente al final de la gestación. De ese modo, si se sospecha que hay placenta vieja nos podrían recomendar reposo o algunos medicamentos que aumenten el flujo de sanguíneo útero-placentario y otros que favorezcan el desarrollo fetal, o finalmente se podría ver la conveniencia de inducir el parto si se considera que hay riesgo para el bebé.

En resumen, la placenta envejecida, vieja o hipermadura se produce cuando sus funciones de nutrir y proteger al bebé se ven disminuidas porque se alarga su vida al retrasarse la fecha prevista del parto o porque hay alguna anomalía materna que afecta su correcto funcionamiento.

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