Tras una primera etapa en su desarrollo en la que nuestro bebé ha aprendido a reconocerse a sí mismo y a su entorno, empieza a percibir que el mundo por explorar es inmenso y su curiosidad le empuja a sentirse atraído por experiencias nuevas con gente también nueva.
Aunque aún sigue siendo muy dependiente de sus padres, ya puede empezar a socializar y a iniciar los primeros contactos con los que es probable que en un futuro próximo se conviertan en grandes amigos, siempre con los padres presentes, claro.
Admito que en mi caso es una suerte tener amigas con hijos e hijas de edades cercanas a mi hijo, pero si eres una persona extrovertida no te supondrá gran dificultad establecer relación con otros padres para organizar una tarde en casa con niños. En caso contrario, tal vez tengas que esperar a que tu hijo empiece el colegio, un espacio ideal para entablar amistad con otras familias y realizar actividades conjuntas.
Estos días de calor extremo en los que nos aterra salir a la calle, sobre todo con un bebé, pueden convertirse en una jornada divertida en compañía de otras personas.
Juntos es más divertido y se aprende mejor
Solo tienes que organizarte un poco con la colaboración de los otros padres y disponer un espacio para el juego y la exploración, sin olvidarte de un rinconcito para los progenitores que también se merecen cierta atención. Esta es mi sugerencia:
En un cuarto, coloca en el suelo mantitas para los niños y cojines para los padres. Solicita a estos que traigan uno o dos juguetes de casa, para que puedan intercambiarlos durante unas horas con los otros niños. Los juguetes más solicitados (estamos hablando de niños más de 6 meses) suelen ser los de formas encajables como el de bloques infantiles, los que además de movimiento incluyen melodías o sonidos divertidos tipo el coche perrito aprendizaje, juguetes musicales acordes a su edad como el piano perrito aprendizaje, libros que esconden maravillosas historias, algunas narradas como en el libro de amiguitos del zoo...bueno, la verdad que los niños son bastante receptivos en este aspecto y es raro que no les guste algún juguete.
En definitiva, una representación de todo tipo de juguetes acordes a su edad, que no solo les divierta, sino que les estimule los sentidos, les anime a desplazarse, les enseñe la relación causa-efecto...y con los que aprendan a compartir y a observar las diferentes formas de jugar de otros niños.
En la cocina, unos aperitivos para que los padres repongan fuerzas por turnos y por supuesto, provisiones de todo lo que puedan necesitar los niños para la merienda, sin olvidarte de recipientes, cubiertos y otros utensilios imprescindibles.
Lo más duro: separar a los niños de los juguetes ajenos y que vuelvan a casa con los suyos propios. Pero siempre podemos acordar un intercambio temporal e ir rotándolos cada cierto tiempo; al fin y al cabo eso es lo que hacen los buenos amigos.
En Feliz Aprendizaje | ¡Vamos a la playa! Ummm... ¿vamos a la playa con un bebé?
