- Andar descalzo: Numerosos estudios han demostrado que hasta que el bebé no camine, lo más saludable y beneficioso para su pie es no utilizar ningún tipo de calzado. Por ello siempre he procurado que ande descalzo por la casa, con calcetines antideslizantes en invierno. Su contacto con la tierra, y el mundo, es más cercano, es beneficioso para su pie y los primeros síntomas de una “deseada" libertad e independencia.
Chupar, morder y tocar: lo sabemos, los bebés se lo llevan todo a la boca. Nosotros estamos ahí reprendiendo, diciendo y avisando de que eso no, eso caca, eso malo. Los dos primeros años la boca es como un escáner que lo investiga todo asi que ¿por qué no dejarle cierta libertad para ser el más curioso de los científicos y morder y tocar sus juguetes , utensilios de casa etc? Mejor aún si el juguete en cuestión le enseña los números, las letras o los colores.
Estar desnudo: Nunca he podido imaginarme cómo será llevar un pañal grueso e incómodo las 24 horas del día pero sí cómo será para alguien que lo ha de llevar, el no hacerlo. Por ello de vez en cuando me doy y le doy la libertad de estar desnudito por la casa sin pañal, con calor claro, y eso pese a las inconveniencias que puedan surgir en modo de charcos.
-El sonido del útero: entre los numerosos juguetes y cosas útiles que buscas cuando el pequeño nace en mi caso se incluyó algo que simulara el sonido del útero. Lo que parecía imposible de encontrar, finalmente apareció en forma de osito con un aparato interno que emitía los sonidos propios del útero (muy semejantes a los de una aspiradora o lavadora). De vez en cuando y antes de dormir, sumerjo al pequeño en dichos sonidos y él cae en un estado de placer que le devuelve al lugar más seguro del mundo.
Foto | NickNguyen en Flickr
En Espacio Feliz | Es hora de comer: todos a la mesa incluído el peque