El aumento de canales de televisión privados y de pago ha hecho que la demanda de niños para trabajar en anuncios y series de televisión sea cada vez mayor.
Curiosamente, y quizás en esto tenga algo que ver la crisis económica actual, la oferta también se ha disparado, habiendo en la actualidad el doble de niños que optan por conseguir un trabajo que hace dos años.
Cabe valorar esta situación sobretodo por el bien de los pequeños, pues en muchas ocasiones tienen horarios abusivos, no pueden estudiar y su niñez se ve seriamente afectada por la presión familiar y social.
El problema radica en que el trabajo infantil en espectáculos no está debidamente vigilado. En el artículo 6 del Estatuto de los Trabajadores podemos leer: “La intervención de los menores de 16 años en espectáculos públicos sólo se autorizará en casos excepcionales por la autoridad laboral (…) y para actos determinados”, sin embargo nadie controla esa excepcionalidad. Este tipo de autorizaciones se suelen dar en bloque (de hasta 70 u 80 niños a veces) y se informa al fiscal que no las revisa caso por caso a menos que haya una denuncia.
Esto quiere decir que no hay nadie que compruebe que los horarios de trabajo o las condiciones en las que están los niños (horas bajo el sol, en salas de espera,…) sean adecuadas, que la fama no esté afectando psicológicamente al niño, que no se produzca ningún tipo de presión al niño “para que lo haga bien” ni dónde acaba el dinero que gana.
Según el Código Civil las ganancias de un menor en esta situación deberían entrar a formar parte de su patrimonio personal, sin embargo se permite detraer una parte importante para el sostenimiento de las cargas familiares y por aquí es por donde se escapa el control del dinero, pues admite diversas interpretaciones.
En otros países, en cambio, el dinero debe ir a una cuenta del menor que no se puede tocar hasta que llegue a la mayoría de edad.
Según un especialista en castings infantiles lo importante para regular el trabajo de estos menores y los abusos sería “el control del dinero. Si los padres no pudieran tocar lo que gana el niño, seguirían llevando a sus hijos a esas pruebas sólo los que piensan en el bien del crío y se evitarían decenas de situaciones de presión y abuso”.
El psicólogo infantil José Antonio Luengo comenta que en algunos de estos niños, si pasan demasiadas horas trabajando y no se les permite un desarrollo psicológico en un entorno de iguales (crecer entre otros niños), con una salud cuidada y un ambiente familiar equilibrado, el desarrollo emocional se resiente y afecta tanto a la infancia como a la vida adulta.
“Los efectos no se ven al día siguiente, sino con el tiempo. Les pasa también a los niños que se dedican al deporte profesional”, comenta Luengo.
En la edad adulta viven las dificultades de la desnaturalización de la infancia: “Me he perdido muchas cosas” o “Yo creía que iba a ser así toda mi vida” son frases que le dicen muchos ex niños artistas.
Los actores de Madrid han conseguido un convenio para el teatro en que los niños de 4 a 16 años no pueden trabajar más de cinco horas diarias, ensayos incluidos.
Para los rodajes de anuncios y series de televisión en cambio no hay regulación de este tipo y son los representantes o los padres los que tienen que velar por los niños.
Aún así se dan ocasiones en que los niños hacen los mismos horarios que los actores adultos (recogiéndoles en casa a las ocho de la mañana para devolverles a las siete de la tarde) y los mismos padres piden que no se haga nada porque el trabajo del niño o niña les está salvando la vida.
Un niño trabajando haciendo series de televisión o anuncios (o haciendo teatro o en un circo) no deja de ser una situación de trabajo infantil y debería ser, por ello, totalmente regulado y vigilado para evitar abusos, presiones y excesos que puedan afectarles.
Vía | El País Fotos | Flickr (allspice1), Flickr (MiikaS) En Bebés y más | Cásting para ser un personaje de los dibujos Pucca de canal Jetix, Casting de bebés para la segunda temporada de A vida por diante