La ley Montessori que explica por qué los niños se empecinan en cargar cosas pesadas

La ley Montessori que explica por qué los niños se empecinan en cargar cosas pesadas
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¿Alguna vez has observado cómo los niños pequeños parecen empecinarse en cargar objetos o cosas que son pesados o más grandes que él? Al principio, además de parecernos algo tiernamente gracioso, podemos pensar que se trata de alguna locura u ocurrencia de los pequeños.

La mayoría de los niños (si no es que todos), pasan por esa etapa en la que parecieran sobreestimar la fuerza de su cuerpecito e intentan levantar cosas que, al menos desde nuestro punto de vista, son desproporcionadamente más grandes o pesadas que ellos.

Pero esto no es una simple coincidencia o una ocurrencia sin sentido de los niños. De acuerdo con la metodología Montessori, se trata de algo que es parte del desarrollo de los niños: la ley del máximo esfuerzo. Te contamos en qué consiste.

La ley del máximo esfuerzo, según Montessori

Como ya lo sabemos, muchos de los aprendizajes de los niños llegan a través del juego y la exploración, impulsados principalmente por esa curiosidad nata de los niños. Conforme van creciendo y desarrollándose, los niños continuán experimentando y poniendo a prueba sus capacidades.

Un ejemplo de esto es lo que mencionábamos al inicio: tras aprender a caminar con seguridad y sin ayuda, es común ver que a los niños les da por cargar o levantar objetos que son pesados o más grandes que ellos.

María Montessori, que observó el comportamiento de los niños, identificó esta etapa en la infancia y la llamó ley del máximo esfuerzo. De acuerdo con ella, al levantar objetos pesados los niños pequeños ponen a prueba su fuerza, equilibrio y determinación, principalmente para continuar superándose y confiar en ellos mismos.

Y como seguro podrás imaginarlo tras leer esto, a mayor peso, mayor satisfacción encuentran los niños por haberlo logrado, independientemente de lo que hayan levantado sean rocas, palos, juguetes grandes o canastos y cajas con cosas.

Hablando con Isis Lugo, maestra de educación especial y guía Montessori, nos comenta que aunque es natural preocuparnos y sintamos el impulso de ayudarles, no los interrumpamos y hagamos lo posible por resistir esa necesidad de aliviar la carga (a menos que ellos nos lo pidan), limitándonos a supervisarle, cuidando que no se haga daño:

"Una parte importante en dar al niño la libertad de movimiento, es preparar el ambiente para que pueda explorar sus capacidades motrices", explica. "Con esto no queremos decir que la casa debe ser un lugar libre de obstáculos, al contrario, el ambiente regular de una casa con muebles y desniveles es un ambiente enriquecedor para los niños".

En este sentido, añade que solo debemos tener cuidado en mantener las cosas peligrosas como el fuego, ventanas o puertas sin protección, esquinas puntiagudas o muebles de vidrio fuera del alcance de los niños, para que puedan explorar, jugar y experimentar libremente.

Y si te preocupa que tu hijo pueda hacerse daño al cargar objetos muy grandes o pesados, hay otras maneras de poner en práctica la ley del máximo esfuerzo de forma natural. Estos son algunos ejemplos con actividades cotidianas, inspiradas en Montessori:

  • Al hacer la compra, pedirles que ayuden al momento de embolsar y a cargar algunas de las compras que no sean frágiles. Al llegar a casa, podemos pedirles que nos ayuden a guardar las cosas en la alacena.
  • Darles un banquito que puedan mover ellos mismos, y que les sirva para ayudar con ciertas actividades de casa, como poner la mesa, guardar los vasos, alcanzar una caja de la alacena...
  • Los días en que toca lavar la ropa en casa, pueden ayudarnos a separarla, y a meter y sacarla de la lavadora.
  • Si tenemos un pequeño jardín en casa o algunas plantas de interior, pueden ayudarnos regando con una regadera de tamaño normal, es decir, que no sea una pequeña o para niños.
  • Al salir de paseo, podemos darles una botella de agua para que ellos lleven en sus manos, y si salimos a jugar, llevarnos una pelota grande.

Foto de portada | Nestor Ovilla en Pexels

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