Amamantar a pesar de las grietas, el frenillo y una infección bacteriana

Amamantar a pesar de las grietas, el frenillo y una infección bacteriana
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Hoy os traigo la historia de una madre que ha luchado mucho para conseguir su lactancia a pesar de las dificultades y, contando su testimonio, quiere hacer patente que se pueden solucionar los problemas más serios con perseverancia y apoyo especializado, para animar a otras mujeres en parecidas circunstancias a no desesperarse y encontrar ayuda para continuar lactando. Silvia ha conseguido amamantar a pesar de las grietas, el frenillo y una infección bacteriana. Y quiere contarnóslo para que su historia pueda ayudar a otras mamás.

El bebé de Silvia nació en un hospital unido a la Iniciativa Hospitales Amigos de los Niños, por lo qué, aunque nació mediante una cesárea, está fue necesaria y respetada, y pudo estar con él desde el mismo nacimiento. Sin embargo, a pesar de que la lactancia era promocionada en el centro, había problemas. El bebé no ganaba peso y lloraba mucho. Ya en el hospital le tuvieron que dar complementos con jeringuilla, para no interferir en la lactancia.

Al llegar a casa tenía unas grietas terribles, el pezón enrojecido y tanta irritación que llegó a desprenderse parte de la piel. No sabía que hacer, donde acudir, ni realmente cual era el problema del bebé. Estaba muy angustiada pero no quería dejar la lactancia sin averiguar si podía encontrar solución. Una homeópata concocida le ayudó a dar el primer paso para librarse de sus dudas:

Pensé que quizás yo era ese uno por ciento de mujeres a las que no les “sube la leche”, en el hospital con tanta visita y tanto espectador no tuve ningún síntoma, por no decir de los comentarios bien intencionados pero muy lesivos como “con la cesárea no te sube la leche”. Pero una vez más el destino me había puesto otra gran persona dispuesta a ayudarme, me explicó que para nada perjudica una cesárea en la subida de la leche, que evidentemente es un mecanismo y el primer día no puedo esperar que funcione a la perfección, pero que no me rindiera.

El bebé se pasaba el día agrarrado al pecho, pero su ganancia de peso era gracias a los complementos. El dolor era insoportable y la inquietud del pequeño, también.

Todo parecía ir mejor pero a la semana Aleix sólo habia ganado 50 gramos, a pesar de que se pasaba todo el santo día en la teta. Hacía tomas de 4 y 5 horas. ¿Qué le pasaba a mi niño? No podía ponérmelo más al pecho porque simplemente no había más horas en el día, me pasaba las veinticuatro horas dando el pecho salvo alguna pausa de 2 o 3 horas nocturna. Así que muy a mi pesar tuve que seguir dándole el suplemento.
Amamantar

Silvia se decidió a acudir a la asociación Alba Lactancia, que ya le habían recomendado en el hospital y la amiga con la que había hablado. Todo empezó a solucionarse. Rápidamente detectaron que el bebé tenía un frenillo lingual submucoso y esa misma tarde Silvia acudió al médico que le recomendaron para que lo interviniera.

El bebé dejó de masticar el pezón y comenzó a mamar normalmente, pudiendo retirarse los biberones de ayuda y darle lactancia materna exclusiva. Sin embargo, los problemas en la lactancia de Silvia no habían acabado. Sus pezones estaban muy irritados y rojos y el bebé tenía muget en la boca.

Volvió a acudir a Alba Lactancia y la asesoraron inmediatamente.

Me ofrecieron la posibilidad de extraer muestras de leche para enviarlas a analizar a la Universidad Complutense de Madrid, entidad con la que colaboran en un proyecto de investigación sobre el dolor de pecho causado por infección. Una semana después me hicieron llegar los resultados: tenia una infección bastante importante, sobre todo en el pecho derecho, que era el que más me dolía. En concreto había una bacteria que era la que más destrozaba el pecho.. Al saberlo llamé al Dr. Paco Vera de Valencia, profesional que me recomendaron como especialista en estos casos, que muy amablemente me atendió y me recetó un antibiótico adecuado para acabar con ella.

La mejoría se notó en un día y en poco tiempo el dolor había desaparecido por completo. El niño no solo mamaba bien y cogía más de 300 gramos a la semana, sino que la madre disfrutaba enormemente de dar el pecho, como siempre había deseado.

Este es mi testimonio, tras mi experiencia sólo deseo ayudar a otras madres que estén en una situación parecida a la mía. Se puede conseguir. Seguro. Todas tenemos leche. Sólo hay que pasar el “rodaje” de la maquinaria de la lactancia que, para algunas es mas complicada.

Silvia solo tiene palabras de agradecimiento a todas las personas que la han ayudado en este camino: Inma Marcos de Alba Lactancia, su amiga Montse, su marido Oscar y sobre todo, su pequeño Aleix, la razón por la cual volvería a pasar ese duro camino mil veces más.

Yo le agradezco mucho a Silvia y a la Asociación Alba Lactancia el permitirme haceros partícipes de su vivencia con la lactancia, para mostraros como se puede conseguir superar problemas al amamantar con grietas, frenillo e infecciones con empeño y por supuesto, con la ayuda del entorno, de los grupos de lactancia y de profesionales especializados.

Vía | Alba Lactancia

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