Cuando el bebé rechaza el pecho (VII)

Vimos en el tema anterior los métodos de suplementación más adecuados para complementar la alimentación con leche materna de un bebé recién nacido que, o rechaza el pecho, o no logra alimentarse correctamente por tener pocas fuerzas o un agarre incorrecto. Hoy hablaré de mi experiencia personal en la suplementación de un recién nacido hasta conseguir la lactancia materna exclusiva y de otros mértodos útiles para los más chiquitines o para niños que necesitan un aporte de leche materna mayor del que, por varios motivos posibles, logran por su propia succión.

Mi experiencia personal con la suplementación

Recuerdo que mi hijo, que nació con bajo peso y antes de tiempo apenas podía mamar por si mismo. El pezón prácticamente no le cabía en la boca, no ya la aureola, sino la misma parte externa del pezón. Eso, sumado a que estaba débil y se cansaba enseguida durmiéndose, y que le habían dado biberones en neonatos, complicó enormemente el inicio de la lactancia. De hecho, salió del hospital sin que pueda decir que mamama directamente del pecho, la leche se la daba en biberón y era o extraída o artificial. Hoy se que haber usado biberón hizo que las cosas se fueran complicando todavía más.

En nuestro caso la complementación era indispensable, incluso posiblemente la leche hipercalórica para prematuros lo era, aunque no lo se con seguridad ya que ya no confío en los consejos de lactancia que me dieron en el hospital, pues la experiencia me ha hecho descubrir que eran bastante incorrectos.

Yo tuve una fuerte subida de leche, el pecho durísimo, pero nadie me aconsejaba como rebajar la presión para que pudiera agarrarse con más facilidad. Incluso el uso del sacaleches fue algo circunstancial, gracias a una enfermera de la noche, la única que tomó en serio mi desesperación.

Seguí sacando leche en casa y sobre todo, de manera instintiva, pues nadie me lo dijo, haciendo canguro, piel a piel desnudos, dejandole acceder al pecho, aunque con poco éxito inicialmente. Poco a poco, al cabo de un mes, el bebé empezó a aguantar más rato al pecho y entonces, no antes, pude constatar que mamaba algo, aunque seguía hambriento al cansarse. Yo continuaba extrayendo leche materna, cada vez en más cantidad, manteniendo la producción. A los dos meses de vida habia conseguido retirar todos los biberones, pues en su caso no rechazó el pecho sino que se cansaba y no mamaba de manera efectiva, y pude seguir con lactancia materna exclusiva y directa.

Hoy puedo decir que seguramente la relactación habría sido más rápida con asesoramiento y sobre todo, usando una jeringa en los primeros días, en vez de darle el suplemento con biberón. Es mucho más efectivo para mantener en el bebé una única forma de succión, la del pecho.

Suplementador

Se trata de un dispositivo muy sencillo. Un vaso en el que pondremos leche artificial o materna extraída y del que pende un fino tubito flexible. La leche fluye del vaso por medio del tubo hasta la boquita del bebé, a la vez que él mama directamente del pecho. De esa manera aumentamos el flujo de leche evitando la confusión de pezón y manteniendo la estimulación del pecho, que es la mejor manera de mantener la producción.

Este suplementador es conveniente, especialmente, en los casos en los que el bebé se prende al pecho y mama correctamente, pero necesita un flujo de leche más alto que el que consigue solito.

Está indicado sobre todo para las madres adoptivas que quieren lactar pero también en casos de relactación. Este dispositivo fomenta la lactancia materna al mantener el mecanismo fisiológico de amamantamiento.

Se debe sostener al bebé sobre el regazo sentándolo incorporado o semi-incorporado. El vasito se apoya ligeramente sobre el labio inferior del bebé y el canto del vaso toca la parte externa del labio superior del bebé.

Suplementación con vaso

Se suele usar un vasito especial que termina en forma alargada suavemente, de manera que es más sencillo introducirlo en la boca del bebé. Con este método se logra que el niño tome leche sin usar un biberón, evitando de este modo que se confunda con la forma de succión. No valen los vasos de aprendizaje para esta primera etapa.

Se inclina el vaso de manera que el líquido le toque los labios, sosteniéndolo y dejándo que el bebé vaya tomándo la leche, evitando verterla directamente en su boca. Hay que estar atento a cuando el bebé cierre la boca, signo de que no quiere más leche, para apartar el vaso. Los de menor peso casi unicamente usarán su lengua y los más mayorcitos irán succionando, aunque es posible que viertan parte de la leche por las comisuras de la boca.

No debemos preocuparnos si toma poco en una toma, pues pedirá la siguiente antes o tomará más cantidad, pero, bajo supervisión médica, si tendrémos que calcular el volumen de suplemento que ingiere.

Suplementar dejando chorrear la leche

Este método consiste en dejar chorrear la leche por el pecho, hasta el pezón, con un cuentagotas o con un vasito, mientras el niño se pone a mamar, y aunque es un método que no tiene tan buen efecto si el agarre es correcto si puede ser más útil si el niño no cierra la boca completamente. Podemos intentar esta fórmula si el bebé se agarra de manera incorrecta o es reacio a mamar, pues el olor y el sabor de la leche vertida le harán tener más ganas de hacerlo.

Conclusión

El rechazo del pecho de un recién nacido puede suponer un problema serio para el inicio de la lactancia, pero con perseverancia y los métodos adecuados de suplementación podemos asegurarnos su alimentación sin descartar una relacctación correcta.

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