La forma de una tetina es muy importante, pero también lo es que nos permita regular el flujo de la leche, procurando que siempre salga a un ritmo constante y moderado. La salida de la leche y la entrada del aire en el interior siempre deben estar compensadas ya sea para evitar un sobreesfuerzo en la succión o para evitar que el niño trague mucho aire. El material con el que está fabricada la tetina también es muy importante, una tetina de caucho es una goma natural con un color amarillento que, aunque es más resistente, tiende a absorber más agua y termina por hincharse y volverse opaca, con lo que deberás desecharla. Una tetina de silicona es bastante elástica, de color blanca o transparente y no absorbe el agua, con lo que no se altera como puede suceder con la de caucho. El inconveniente que presenta es, que como es más blanda, no se recomienda a los niños a los que les empiezan a salir los dientes.
Cada tetina tiene su periodo, por tanto siempre es recomendable consultar con el pediatra qué tipo de tetina usar en cada etapa del bebé. No debemos elegir una tetina a la ligera y siempre hay que comprobar que sea un producto homologado y avalado por la Unión Europea, sello que indica que cumple todos los requisitos higiénicos y sanitarios.
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