Hace unos días El País compartió "La valiente foto de una madre que muestra la pesadilla que puede llegar a ser amamantar a un bebé". O al menos así rezaba el titular. Imaginé a una mujer destrozada por el cansancio de no dormir y de tener a un bebé colgado todo el día al pecho y pensé para mí que era genial que lo compartiera para aportar otra opinión de esto de tener un bebé, muy diferente a esa que te venden en plan: "Tened hijos, será maravilloso y seréis mucho más felices".
De haber sido así, obviamente, habría matizado que la pesadilla no es amamantar (o no solo amamantar), sino criar a un bebé en una sociedad que ya no piensa en los bebés ni en su cuidado: tened hijos, recibid nuestras visitas y felicitaciones y, en cuanto podáis, volved a ser los de antes. ¿Y el bebé? Que lo cuiden los abuelos o en la escuela infantil... vosotros ya habéis hecho lo más importante, traerlos al mundo.
Pero no, lo que encontré en El País fue la imagen de una mujer amamantando de una manera un tanto extraña, por un problema serio en su lactancia: una mastitis que estaba afectando de manera importante a su estado general. Normal que lo estuviera pasando mal. Pero no se puede decir que estuviera descubriendo algo sorprendente. Creo que, poco más o menos, todas las mujeres que amamantan saben que una de las posibles complicaciones en la lactancia es esa. Así que de este modo lo he querido compartir yo: Una madre comparte lo duro que puede llegar a ser amamantar cuando sufres una mastitis.
Fundadora del grupo de apoyo a la lactancia The Leaky Boob
Su nombre es Jessica Martin-Weber, es madre de seis hijos y es la fundadora del grupo de apoyo a la lactancia The Leaky Boob. Al parecer, decidió compartir con los demás lo que había pasado tiempo atrás con su quinto hijo, para que vieran que incluso ella, madre experimentada, había sufrido lo indecible en ese momento de su crianza y de su lactancia.
Estas fotos no son de un momento sagrado y especial de lactancia materna. No son para celebrar mi vientre o incluso alimentar a mi bebé. Estas fotos son de mí tratando de sobrevivir. Mi temperatura aquí era más de 39,5ºC y estaba agonizando.
Así empieza su escrito, en el que explica que tenía el pecho inflamado, enrojecido y dolorido, como el resto de su cuerpo, con sus hijos por casa, mientras le explicaba a su marido por el móvil que pensaba que moriría. Un dolor tal, que estaba convencida de que necesitaba ir al hospital a que hicieran algo, aunque fuera arrancarle los pechos.
Por culpa de un sujetador demasiado ajustado
Se juntaron dos factores. Según Jessica, se puso un sujetador que le apretó más de lo debido justo el día en que su bebé decidió saltarse alguna toma. Así llegó la congestión, la ingurgitación, el dolor y la fiebre.
En esa situación, empezó a buscar la posición que le fuera mejor para aliviar el dolor y hacer salir la leche retenida, así que lo tumbó y ella fue rotando hasta encontrar la postura en que la barbilla de su hijo extraía del punto de mayor molestia. Su bebé, junto con masaje en el pecho y la extracción de leche frecuente, además de irse hidratando y descansar, fue lo que le ayudó a salir poco a poco de lo que tildó como "un momento nada inspirador de la lactancia capturado en cámara, pero que fue real y me salvó".
Entonces, ¿la lactancia no es tan bonita como la pintan?
Bien, depende. Aunque en todo lo relacionado con los bebés y su crianza, son muchas las cosas que no son tan bonitas como las pintan, porque los bebés son dependientes, muy dependientes, y requieren de una madre y un padre que estén ahí con él, cediendo horas de descanso y sueño para intentar que el bebé sí las tenga.
Madres y padres que luego, cuando se acaba la baja, tienen que volver a sus respectivos puestos de trabajo a dar el callo cada día, como si no hubieran tenido un bebé, cuando resulta que sigue siendo casi tan dependiente como el primer día.
Así que la lactancia no es idílica (o a veces no lo es, porque muchas mujeres dicen que sí), y menos si no tienes a quien te ayude en caso de tener problemas (esta mujer al menos supo qué tenía que hacer para solventar la infección). Pero tampoco se puede decir que alimentar a un bebé con biberón sí lo sea, porque hay niños que no toleran bien las proteínas de la leche de fórmula y hay que andar de pediatras y médicos cambiando leches por si son cólicos o malas digestiones, o directamente probando con hidrolizada por si es alergia.
Y tampoco es idílico el porteo porque a muchas les deja la espalda destrozada, ni lo es el cochecito porque muchos lloran como poseídos... y así, porque ser padres es más o menos esto: bailar al son de tu bebé que es el que mejor sabe en cada momento lo que necesita para desarrollarse correctamente.
Lo digo por si en El País quieren ir mencionando también estos "no idílicos" procesos de tener un bebé. Ya que han empezado con la lactancia materna, ahora pueden seguir con la leche de fórmula, luego con el porteo, luego con los cochecitos, con la alimentación complementaria, que lleva de cabeza a muchos padres, y hasta pueden hacer un especial de padres (papás), que muchos se piensan que su vida va a ser una pasada de divertida al ser padres y se encuentran con que ese bebé que acaban de tener requiere de mucha más dedicación de la que imaginaban, y algunos se borran y todo de la paternidad, exigiendo a las parejas que "lo dejen llorar un poco para que no les tome el pelo y no los necesite tanto".
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