Nuestros pequeños necesitan descubrir el mundo que les rodea y para ello el juego se convierte en algo imprescindible. A través del juego consiguen mejorar la motricidad fina y gruesa desde bien temprano. Poco a poco se van dando cuenta de su lugar en el mundo y su autonomía les lleva a aprender y conocerse.
A continuación te contamos cuáles son los cambios más importantes que experimentan a partir de los 2 años y cómo podemos ayudarles a mejorar las habilidades psicomotrices a través del juego.
Cambios en las habilidades psicomotrices
A partir de los 2 años nuestros bebés tienen más equilibrio y prueba de ello es que pueden bajar y subir escaleras sin problemas. Además ya saltan con los pies juntos e incluso pueden chutar un balón.
Sobre sus habilidades, hay que tener en cuenta que existen dos tipos de motricidad, la fina y la gruesa.
La motricidad fina se relaciona con movimientos precisos, coordinados por la visión y la manipulación de objetos. Por ejemplo cuando nuestro bebé coge una pieza de un juguete con el dedo índice y el pulgar haciendo la pinza, pinta con un pincel, juega con plastelina o engancha pegatinas en un papel, está trabajando este ámbito.
Con 2 años las habilidades motrices se perfeccionan y el bebé es más independiente
La motricidad gruesa es aquella que ayuda al bebé a mover su cuerpo de forma armoniosa coordinando sus movimientos con equilibrio, agilidad y fuerza. Con 2 años ya puede correr más rápido, trepar, girar, coger objetos sin problemas...
En esta etapa empezamos a ver que nuestro bebé adquiere más autonomía y comienza a querer hacerlo todo solo. Algunos padres hablan de "los terribles 2" porque más de una vez toca correr detrás del bebé. Pero también es un momento muy bonito en el que aprenden, se muestran más independientes y realizan más actividades sin ayuda.
Cinco juegos para mejorar las habilidades psicomotrices
Juegos sencillos para trabajar la motricidad gruesa son el pilla-pilla gateando, rodar por el suelo o saltar dentro de unos círculos dibujados. Todo lo que implique acción-reacción va muy bien, porque nuestros pequeños siempre estarán dispuestos a participar.
Estos son algunos de los juegos que ayudarán a tu peque en su desarrollo:
1. Construir torres
Construir torres con piezas de madera es genial para coordinar la vista y los movimientos de las manos. De la misma forma que podemos construir torres verticales también podemos realizar largas filas con objetos. Desarrollará su capacidad para colocar piezas y a su vez, empezará a calcular distancias entre objetos.
2. Juego de pasar la pelota
Un juego muy sencillo para trabajar esta etapa es el de sentarte con tu hijo, uno en cada lado e ir pasando la pelota de un lado para otro. Con eso haremos que nuestro bebé la vea, la agarre y la suelte haciéndola rodar hacia nuestro lado. Podemos probar con pelotas de distintos tamaños para afinar sus movimientos.
3. Conducir un coche teledirigido
Los juguetes teledirigidos sirven para aprender a orientar los movimientos y medir las distancias
Con los juguetes teledirigidos, como el coche teledirigido Fiat 500 RC de Chicco, se trabaja la coordinación y acción-reacción. Es es un coche muy robusto pero a la vez sencillo, basado en movimientos de izquierda y derecha, para que los más pequeños puedan llevarlo.
Su mando intuitivo gira con vuestro bebé como si fuera un volante de verdad. Además, posee un botón central que reproduce el sonido del claxon. Con él, el pequeño se entretiene y aprende a orientar sus movimientos y medir las distancias.
4. Sostener un globo en el aire
Se trata de jugar con un globo en el aire e ir pasándolo de un lado a otro sin que toque el suelo. De esta manera también trabajamos la coordinación. Podemos añadir más globos de colores al juego según los avances de nuestro pequeño e incluso poner música tranquila para concentrarnos.
5. Bailar al ritmo de la música
A través de la música podemos hacer un montón de actividades que estimulan muchísimo la motricidad gruesa. Sincronizando manos y pies, con música variada para bailar según el ritmo de cada momento. Así los peques se moverán de una forma u otra dependiendo de la velocidad de la canción. También podemos aprovechar para hacer pequeñas coreografías moviendo todo el cuerpo, para ir aprendiendo cada parte.
Ayudar a nuestros hijos a desarrollar las habilidades motrices es muy fácil, tan solo es necesario jugar con ellos el mayor tiempo posible, prestándoles toda nuestra atención e implicándonos en sus actividades. El resto lo ponen ellos con sus ganas de aprender y divertirse.
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