Durante el curso escolar, los desplazamientos en coche con menores a bordo se incrementan, por lo que también es fundamental prestar más atención a las medidas de protección. Los viajes de ida y vuelta al colegio consisten, en la mayor parte de los casos, en trayectos cortos en hora punta. La densidad del tráfico y el tránsito por zonas escolares hace que la seguridad adquiera un protagonismo claro.
Y si para elegir el carro del bebé no escatimamos tiempo, dedicación, recursos..., ¿cómo no hacer lo mismo con la silla del coche, que va a garantizar su protección y comodidad durante años?
Claves para elegir un buen elevador con respaldo
A pesar de que no es obligatorio, la mayoría de los niños comienzan su aventura escolar durante el segundo Ciclo de Infantil. Es decir, entre los tres y los seis años. Hasta los cuatro, o incluso más, conviene que el niño viaje a contramarcha, lo cual reduce las lesiones en caso de impacto.
A partir de entonces y hasta los 12, edad en la que se termina normalmente sexto de Primaria, hay una larga etapa en la que la silla del coche se convierte en un gran aliado para asegurar la seguridad del niño.
Una vez se dejan atrás las sillas con arnés a cinco puntos, es el momento de viajar sobre elevadores con respaldo de los grupos 2/3 (o su equivalente en la normativa R129). Estas sillas, en las que el niño va sujeto directamente con el cinturón de seguridad del vehículo, se usan hasta que este alcanza los 135 cm de estatura (aunque la recomendación general es que se usen hasta los 150 cm).
Repasamos una serie de factores que conviene tener en cuenta a la hora de decantarse por una nueva silla para el coche.
El peso, altura y constitución del niño
Según indican desde la Fundación Mapfre, se considera que, a partir de los 15 kg, el cuerpo del niño ya está formado para soportar la fuerza del cinturón de seguridad.
Las sillas facilitan que estos cinturones, diseñados para los cuerpos de los adultos, les queden correctamente sujetos. Sin embargo, es muy importante que se adecúen al peso y la altura del niño. Si no lo hacen, el impacto del cinturón puede causarle daños.
En frenazos bruscos o colisión frontal, el cinturón transmite la energía del impacto al pecho y la cabeza se dispara bruscamente hacia delante, provocando lesiones en las vértebras cervicales. Igualmente, en choques laterales, es fundamental proteger correctamente la cabeza y los hombros. Para ello, la silla debería disponer de elementos ajustables y almohadillas protectoras.
La nueva KIDFIX III S es un elevador con respaldo Britax Römer homologado para su uso entre los 15 y los 36 kg. Para reducir la energía transmitida en caso de impacto lateral, utiliza un sistema denominado SICT que se ajusta en el lado más cercano a la puerta del coche. También integra la almohadilla XP-PAD, patentada por Britax Römer, que recubre el tramo diagonal del cinturón para proteger el cuello y el pecho del niño en caso de impacto frontal. Según tests realizados por el fabricante, desvía hasta un 30% esta energía y previene la hiperflexión cervical, ya que reduce el movimiento de la cabeza.
Lo niños, bien sujetos
Cuando el niño crece, las sillas ya no pueden seguir integrando un sistema de sujeción como el arnés de cinco puntos (el más eficaz), ya que el esfuerzo de retención que debería hacer el dispositivo sería demasiado elevado, por lo que el crío pasa a estar sujeto directamente por el cinturón de tres puntos del vehículo, mientras que el elevador con respaldo actúa de guía para adaptar el recorrido del cinturón a las dimensiones del ocupante.
Estudios como el proyecto CASPER apuntan que las lesiones en la zona abdominal aumentan entre las víctimas de accidentes de tráfico de más de tres años de edad (una vez que han pasado a utilizar un dispositivo en el que van sujetos directamente con el cinturón de tres puntos del coche).
El motivo es que, debido a los movimientos del niño, el tramo ventral del cinturón pasa de estar colocado correctamente sobre las caderas a situarse peligrosamente sobre la barriga. Para solucionarlo, sillas como la KIDFIX III S de Britax Römer incorporan el sistema SecureGuard, un cuarto punto de anclaje entre las piernas que garantiza que el cinturón se sitúe correctamente sobre la cadera. Los test de impacto señalan que SecureGuard reduce hasta un 35% la fuerza sobre el abdomen, salvaguardando órganos como el hígado, el bazo o los riñones.
Además, este sistema evita el conocido como “efecto submarino”. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), este se da cuando el cuerpo se desliza hacia delante en el asiento, debido a que no está bien sujeto por el cinturón, aumentando el riesgo de chocar contra diferentes partes del coche.
Productos homologados y duraderos
Al igual que a la hora de elegir otros tantos objetos para bebés y niños, en este caso también hay que asegurarse de que son productos homologados. En el mercado pueden encontrarse sillas homologadas según dos normativas: la ECE R44/04 o la ECE R129 o i-Size. La primera las clasifica por grupos en función del peso, mientras que la segunda lo hace atendiendo a la altura.
Tras confirmar que cumple con la normativa y garantiza una correcta protección frente a impactos, una de las principales preocupaciones de los padres a la hora de hacerse con una silla para el coche es si seguirá siendo cómoda y eficaz a medida que el niño crezca. En este punto, conviene buscar diseños ergonómicos y adaptables para asegurar el confort en diferentes alturas y con reposacabezas que permitan al pequeño dormir en la posición correcta.
Más allá de la silla
Contar con la mejor opción dentro del coche es el primer paso para asegurar la protección de los más pequeños, pero no el único. Existen otras recomendaciones que es muy importante tener en cuenta:
Ir con tiempo suficiente: una pequeña diferencia puede evitar numerosos problemas.
Colocar la silla en los asientos traseros: los más seguros con diferencia. La DGT contempla tres excepciones para colocar las sillas en el asiento delantero: en vehículos biplaza, cuando todos los traseros estén ocupados por otros menores en sus correspondientes sillas y cuando no sea posible colocar todas las sillas en los asientos traseros.
Quitarle el abrigo y la mochila antes de sentarlo en la silla: son elementos que pueden dificultar el buen funcionamiento del cinturón, ya que aumentan la holgura. Aunque sea para pocos kilómetros, conviene dedicar un minuto a preparar al niño correctamente.
Entrar y salir del coche por el lado de la acera: la DGT asegura que el 90% de los accidentes que se producen durante el transporte escolar se dan al subir o bajar del vehículo. Lo más seguro es, por lo tanto, no acercar al niño a la carretera.
Dejar los artículos más pesados en el maletero: en caso de frenazo brusco o colisión, las bolsas, mochilas y maletas pesadas pueden salir disparadas y causar lesiones. Otros objetos más ligeros, como las mochilas de los niños, pueden ponerse a los pies.
La etapa escolar está llena de cambios, retos y aprendizaje, tanto para los niños como para sus padres. Elegir una buena silla permite relajarse y confiar en que, cada día, los más pequeños viajan seguros hasta el colegio.