Comprar ropa hoy en día es más accesible que nunca. Desde la disponibilidad de muchísimas tallas hasta los diferentes rangos de precios que podemos encontrar en tiendas presenciales y en línea -algunos que son verdaderas gangas-, adquirir prendas que amamos es pan comido. Y algo que ha hecho esto posible es sin duda la industria del fast fashion, moda rápida o moda basura.
Sin embargo, el auge de la moda rápida también ha acarreado una serie de problemas y situaciones que más que beneficiar, son negativas. Y como muestra de ello, tenemos a Shein, una de las marcas de fast fashion más famosas y con mayores ingresos a nivel mundial, pero que también es una de las más problemáticas.
Soy adicta a comprar en Shein
Lo entiendo, comprar en Shein y otros sitios similares es algo difícil de resistir. Con sus precios súper bajos y sus prendas inspiradas en las tendencias más recientes, recurrir a Shein es algo prácticamente inevitable para muchos de nosotros, especialmente cuando estamos buscando ahorrar.
Desde los estilos más actuales a bajo costo hasta la facilidad de comprarlos sin salir de casa, Shein pareciera ser una solución práctica y muy cómoda para una vida que se vuelve cada vez más acelerada y costosa. Pero como dice la famosa frase: lo barato sale caro.
En Shein obtienes lo que pagas
No hay ningún secreto sobre por qué la moda rápida también es llamada "moda basura": su calidad es menor y suele descartarse rápidamente, siendo la mayoría de ellas prendas de un solo uso o que no resisten más de una o dos puestas porque se desgastan con muchísima facilidad.
Desde luego, con el poco dinero que pagamos por cada una de ellas, esto no resulta realmente sorprendente: estamos accediendo a comprar lo más barato del mercado y por lo tanto esa es la calidad de la mano de obra y materiales que recibimos a cambio.
Sin embargo y lo que sí es un secreto para muchos, es que detrás de esos precios reducidos y baja calidad, hay muchas malas prácticas en todo el proceso de su fabricación.
Por qué he dejado de comprar en Shein
Si lees las noticias, probablemente alguna vez te has encontrado algún artículo señalando las polémicas en las que se ha visto involucrada la marca Shein en los últimos años. Pero si no, aquí te las resumimos (y te harán pensarlo dos veces antes de volver a comprar en Shein):
Usan los materiales más contaminantes. Es sabido que la industria de la moda es una de las más contaminantes en el mundo, pero Shein en particular usa materiales sintéticos como el nylon y el poliéster, considerados los peores para el medio ambiente y para nosotros. De acuerdo con varios estudios, estos materiales liberan microplásticos que terminan en el océano (y en nosotros mismos), y que pueden tardar desde 20 hasta 200 años en descomponerse. Dicho de otro modo, ese vestido que compraste para usar una vez y del que te deshaces sin pensarlo, seguirá existiendo y contaminando después de tu muerte, la de tus hijos y hasta la de tus nietos.
Ha sido demandado por plagio. Una de las polémicas más grandes en las que se ha visto envuelto Shein en redes sociales tiene que ver con el origen de sus diseños: en los últimos años se le han acumulado las demandas por el plagio de los diseños de grandes marcas como Polo y Levis, así como acusaciones por parte de pequeños diseñadores, pero que tienen más difícil tomar acciones legales.
Prendas defectuosas. Además de los materiales baratos, otra de las cosas que suele caracterizar las prendas de Shein es que muchas de ellas están muy mal confeccionadas. ¿La razón? La prisa con la que sus costureras deben fabricar cada prenda, para que la compañía esté al día con las tendencias más actuales y tengan suficientes en existencia de las más vendidas. Lo que nos lleva a los últimos dos puntos...
Sus empleados realizan hasta tres jornadas laborales diarias. De acuerdo con un reporte de 2021 sobre las condiciones de trabajo en las fábricas de Shein en China, y para el que lograron entrevistar a algunos empleados y tomar fotografías en secreto, sus empleados trabajan tres jornadas diarias que llegan a sumar hasta 75 horas por semana -una cantidad que es ilegal en ese país- y teniendo solo uno o dos días de descanso al mes (y ni hablemos de las condiciones de seguridad dentro de las fábricas).
Sin contratos, ni sueldo fijo ni aseguranza. En el mismo reporte, se encontró que además de los horarios esclavizantes sus empleados no tienen ninguna clase de contrato y por lo tanto tampoco cuentan con ningún seguro médico, algo que también es ilegal. Tampoco cuentan con un salario mínimo: el bajo salario que reciben depende de la cantidad de prendas que hacen en un día, por lo que si realizan alguna que no pase control de calidad su salario se reduce.
Sumado a todo esto, no podemos olvidar que la producción en masa de prendas de bajo coste termina haciendo que compremos y tiremos más, además de que las emisiones que se generan por el transporte constante de éstas genera una gran cantidad de contaminación.
Cómo desengancharte de Shein
Dejar de comprar en Shein es algo lógico de hacer si te interesa cuidar el planeta y si estás en contra del maltrato laboral. Ser conscientes de cómo esa ropa llega a nuestras manos y qué sucede después de dejarla es clave para frenar ese círculo vicioso en el que nos hemos metido.
Pero además de eso, hay una pregunta que debemos hacernos: ¿por qué gastar la misma cantidad en comprar 4 prendas basura que solo podré usar un par de veces, cuando puedo invertir eso en una prenda hecha con materiales y procesos éticamente responsables y que podré utilizar en múltiples ocasiones porque me durará años (y que además después puedo vender o donar, a diferencia de la moda basura)?
La gran "ventaja" de Shein y otras marcas de moda rápida son sus prendas de bajo coste, por lo que si recurres a ellas por economía hay otras alternativas que puedes realizar y serán amigables con tu bolsillo, como las siguientes:
- Comprar ropa de segunda mano. Esta es una de las prácticas más efectivas para reducir el impacto ambiental de la ropa, y de acuerdo con un reporte reciente los más jovenes están conscientes de ello: hasta un 61% de la Generación Z piensa que comprar prendas de segunda mano es una buena forma de hacerlo sustentablemente.
- Realizar intercambios de ropa. Esto es algo que hemos visto surgir en los últimos años: amigos y conocidos se reúnen para hacer intercambio de prendas que ya no utilicen y así ahorrar dinero mientras evitan contaminar más el planeta. En la misma encuesta, hasta un 63% de la Generación Z opina que toda la ropa debería ser reutilizada en vez de tirarse.
- Alquilar lo que necesites para ocasiones especiales. Las prendas que compramos para ocasiones específicas suelen ser las que menos utilizamos, por lo que una alternativa sustentable es rentar lo que necesites para este tipo de eventos.
- Invertir en prendas duraderas y amigables con el medio ambiente. Leemos "invertir" y pensamos que esto requiere una cantidad considerable de dinero. Pero aunque es verdad que sí pueden ser más costosas las prendas de materiales naturales (como algodón, lino, seda o lana), éstas duran más, contaminan menos y a largo plazo terminan ahorrándonos dinero.
En resumen, dejar de comprar en Shein no es fácil si ya te has acostumbrado a sus precios y accesibilidad. Pero cuando eres consciente del costo oculto de la moda basura, te darás cuenta de lo importante y necesario que es desengancharse de ella, tanto para nosotros mismos como para el planeta.
Foto de portada | Cottonbro Studio en Pexels