Para nadie es un secreto que el nacimiento de un hijo nos cambia la vida y sin ánimo de generalizar, muy especialmente a las madres. Precisamente este ha sido uno de los focos del trabajo realizado por Claudia Goldin, economista y académica estadounidense, profesora de Economía de la Universidad de Harvard y quien acaba de recibir un Premio Nobel por su largo recorrido y por la importancia de sus investigaciones sobre el papel de la mujer en el mercado laboral a lo largo de dos siglos de historia.
Este estudio en particular se desarrolló a lo largo de 15 años entre estudiantes de la escuela de negocios de la Universidad de Chicago, para el cual rastreó los archivos y recogió más de 200 años de datos de Estados Unidos. A partir de ahí llegó a conclusiones muy importantes que recopiló en un paper publicado en 2010, entre ellas que esta brecha salarial comenzaba a ampliarse uno o dos años después de que una mujer tuviera su primer bebé.
El nacimiento de un hijo impacta en la vida de una mujer, pero tambíen en la sociedad
"Históricamente, gran parte de la brecha de género en los ingresos podría explicarse por diferencias en la educación y las opciones ocupacionales. Sin embargo, la ganadora de este año en ciencias económicas, Claudia Goldin, ha demostrado que la mayor parte de esta diferencia de ingresos se produce ahora entre hombres y mujeres en la misma ocupación, y que surge en gran medida con el nacimiento del primer hijo".
Además de las consecuencias que esta brecha ha tenido en la vida de las mujeres, también ha ejercido un impacto muy importante en la familia y en la sociedad en su conjunto, explicando que dichas estructuras en las que crecen mujeres y hombres se siguen manteniendo y dan forma a su comportamiento y resultados económicos.
A pesar de que factores exógenos como el acceso a la píldora anticonceptiva jugó un papel importante en la aceleración de este cambio revolucionario al ofrecer nuevas oportunidades para la planificación profesional, cuestión que también demostró la Dra. Goldin, hay cuestiones de fondo que perpetúan el papel que tiene la mujer con respecto al cuidado de terceros (hijos o personas mayores).
Antiguamente la brecha salarial respondía diferencias en la educación. Sin embargo esta dinámica se mantiene a pesar de que la cantidad de hombres y mujeres que cursan una carrera profesional es similar. La penalización en términos económicos y aspiracionales sigue existiendo debido a la flexibilización laboral que requerimos para responder a nuestras responsabilidades familiares, cuestión que generalmente no deben afrontar nuestros homólogos masculinos.
Según sus propias palabras "el cambio fundamental tiene que ver con los hombres más que con las mujeres" tanto por su papel en las esferas profesionales como en el entorno familiar. “Nunca tendremos igualdad de género hasta que también tengamos equidad de pareja”, dijo. Si bien ha habido “cambios progresivos monumentales, al mismo tiempo hay diferencias importantes” que a menudo se relacionan con que las mujeres realizan más trabajo en el hogar.
Un Premio Nobel que visibiliza lo que es un secreto a voces y marca el camino a seguir
Seguramente a ninguna madre trabajadora, independientemente del sector o del cargo que tenga, le sorprende el descubrimiento de la Dra. Goldin. Ya sea por la lactancia materna, porque nuestro instinto nos lleva a pedir una reducción de jornada, a dar un paso atrás en la búsqueda de un ascenso (porque sabemos lo que significa en términos del tiempo en familia que esto supone), una excedencia o que directamente renunciemos a nuestra carrera, sabemos que el cuidado de un bebé supone restar tiempo a otras actividades, y estas generalmente tienen que ver con las laborales.
Sin embargo, que una mujer haya realizado estas investigaciones y que haya llegado a estas conclusiones bajo un método científico en un mundo en el que se han dado por sentadas tantas cuestiones en cuanto a la organización laboral, es fundamental en el avance hacia la igualdad.
Es verdad que la complejidad de este tema es enorme porque entraña costumbres arraigadas desde siempre y enfrentar estas desigualdades supone cambios profundos, tanto en los hogares como en las empresas. Por eso es tan importante conocer, divulgar y aceptar esta realidad es un buen derrotero hacia donde deben dirigirse las políticas económicas de los tiempos venideros, más aún teniendo en cuenta la caída en picado que están sufriendo las tasas de natalidad.