Una niña pide a su padre que la apunte a clases de kárate y él responde frunciendo el ceño. Otra quiere jugar fútbol en el patio con los niños y el grupo se echa a reír, respondiendo que no es un juego de chicas. Otra simplemente ve en las noticias que el árbitro del partido del fin de semana (que es una mujer), solo recibe gritos desagradables por parte del público que lo observa. Escenas como estas se repiten día tras día, imponiendo prejuicios en las niñas que a la larga coartan su autoestima y el poder que supone el creer que cuando crezcan van a poder ser lo que ellas quieran.
Una nueva investigación encargada por el Grupo LEGO revela que las niñas de hoy se sienten cada vez más seguras para participar en todo tipo de juegos y actividades creativas, pero siguen siendo retenidas por los estereotipos de género arraigados en la sociedad a medida que envejecen.
La investigación, que encuestó a casi 7.000 padres y niños de entre 6 y 14 años en China, República Checa, Japón, Polonia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, destaca la necesidad de que la sociedad reconstruya las percepciones, acciones y palabras para apoyar el empoderamiento creativo de todos los niños.
Los niños, atletas y científicos. Las niñas, artistas
Según el estudio, cuando le preguntan a un padre en qué género piensan cuando le hablan de un científico o un atleta, responden que hombres en lugar de mujeres (85% frente a 15%) y hay ocho veces más de probabilidades de pensar en los ingenieros como hombres que mujeres (89% frente a 11%). Da qué pensar que estos porcentajes son muy similares cuando la pregunta se la hacen a niños, en contraste con la respuesta de las niñas, que consideran una gama más amplia de profesiones tanto para mujeres como para hombres.
Con respecto al juego, estos mismos padres mostraron cinco veces más probabilidades de alentar a las niñas que a los niños a participar en actividades de baile (81% frente a 19%) y de disfraces (83% frente a 17%), y más del triple de probabilidades de hacerlo con juegos de cocinitas (80% vs. 20%). Por el contrario, tienen casi cuatro veces más probabilidades de alentar a los niños que a las niñas a participar en juegos tecnológicos (80% frente a 20%) y deportes (76% frente a 24%) y más del doble de probabilidades de hacer lo mismo cuando se trata de codificación de juguetes (71% frente a 29%).
Está claro que aunque se ha avanzado en el campo de la igualdad de género, aunque aún hay mucho por hacer desde el seno mismo de la familia. Somos nosotros quienes como padres y como miembros de una sociedad debemos alentar a niños y a niñas para que la inclusión se practique de una forma activa, a través de nuestras palabras y sobre todo en el juego, ya que es una de las herramientas más poderosas que tienen para aprender.
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